19/12/2025
10:57 PM

¡Feliz cumpleaños, Virgen de Suyapa!

'Cada año vengo a visitarla para agradecer sus bendiciones. No es riqueza lo que le he pedido, sólo la salud y el bienestar de mi familia. No hay problema tan grande que Dios y la Virgen no puedan resolver porque son los doctores perfectos', dice con palabras llenas de fe María Isabel Dormes Sánchez, una humilde mujer de 65 años que año tras año celebra el cumpleaños de la Morenita en la basílica de la Virgen de Suyapa.

    'Cada año vengo a visitarla para agradecer sus bendiciones. No es riqueza lo que le he pedido, sólo la salud y el bienestar de mi familia. No hay problema tan grande que Dios y la Virgen no puedan resolver porque son los doctores perfectos', dice con palabras llenas de fe María Isabel Dormes Sánchez, una humilde mujer de 65 años que año tras año celebra el cumpleaños de la Morenita en la basílica de la Virgen de Suyapa.

    Originaria de San Lucas, El Paraíso, esta devota de la Santa Madre manifestó que no tiene cómo pagarle todo lo que ha hecho por ella y por sus familiares.

    La petición de doña María a la Virgen es aliviarse de una dolencia en la pierna que le impide caminar normalmente. Alzando su mirada a la Reina de Honduras, tiene la seguridad de que será sana por completo. 'Utilizó muletas desde hace varios años y los médicos no me han dado la sanidad que necesito, pero creo y sé que mi madrecita no me abandonará'. Doña María considera a la madre de Dios como su única familia; 'ella es mi madre fiel, me da las fuerzas que necesito, el amor y la esperanza para seguir adelante', afirma la devota. La hora del encuentro llega, apoyada sobre unas viejas muletas arriba al altar, acomoda un costal donde lleva sus pertenencias y se encuentra cara a cara con la Patrona.

    María es uno de los miles de peregrinos que con fe inquebrantable y corazón humillado llegan a los pies de su madre. El encuentro dura apenas unos minutos, pero ese lapso es capaz de reconfortar y llenar de esperanza sus vidas. El fervor por la Morenita es cada vez más grande; sin

    Utilizo muletas desde hace varios años y los médicos no me han dado la sanidad que necesito, pero creo y sé que mi madrecita no me abandonará'.

    María Isabel Dormes Sánchez

    Creyente

    importar raza, género o edad, la visitan para adorarla en su día. Los feligreses proceden de varias regiones del país para sellar con amor la respuesta de la patrona. Cada peregrino tiene una historia que contar, el cansancio de días de viaje desaparece ante el encuentro con la Virgen misericordiosa.

    En la capital industrial Los feligreses sampedranos también llegaron desde ayer a dejar ramos de flores a la Morenita en la parroquia San Pedro Apóstol.

    La celebración religiosa inició a las nueve de la noche con una misa que presidió el obispo Rómulo Emiliani. Después, centenares de católicos se aglomeraron en las afueras de la catedral para ofrecer una alborada donde participaron artistas nacionales que luego, con música de mariachis y bajos destellos de fuegos artificiales, le cantaron las mañanitas.

    Raúl Acosta, presidente de los caballeros de Suyapa, informó que alrededor de mil 500 personas llegan anualmente a la misa en honor a la Virgen Morena que se desarrollará hoy a las seis de la tarde y será presidida por el obispo de la Diócesis de San Pedro Sula, Ángel Garachana, quien también celebrará 13 años de obispado en esta ciudad.

    'Es mi madre fiel'

    Reina Ondina Pereira, de 39 años, llegó de La Ceiba para adorarla. Desde los nueve años de edad, su vida ha trascurrido sobre una silla de ruedas; sin embargo, la esperanza de volver a ponerse en pie nunca la ha perdido. 'Estoy segura de que mi madre bendita me va a sanar y me permitirá dejar esta silla de ruedas y mantenerse en pie', afirma la joven.

    Ella vive junto a su madre que, a pesar de ser una anciana, se encarga de sus cuidados. Gracias a la solidaridad de sus vecinos, los alimentos nunca le han faltado. 'Ésas son las bendiciones de la Virgen, que nunca se olvida de nosotros los más necesitados', relata Reina. Los hombres también son grandes devotos de la patrona de Honduras: éste es el caso de un hondureño que se fue hincado desde la entrada de la basílica hasta llegar a los pies de la Virgen Morena en ofrenda de sacrificio como promesa de su pacto de fe.

    Su descubrimiento

    El milagro se produjo en la montaña en El Piligüín, un sector cercano a Tegucigalpa, adonde llegaban a trabajar los campesinos. Allí se produjo hace 261 años el hallazgo de una diminuta imagen de madera que más tarde fue bautizada como Santa María de Suyapa, patrona de Honduras.

    Los protagonistas de este importante acontecimiento, según datos históricos, fueron el campesino Alejandro Colindres y un niño de ocho años de edad llamado Lorenzo Martínez.

    Las investigaciones de historiadores nacionales establecen que la pequeña imagen de la Virgen de Suyapa fue encontrada en una despejada noche de un sábado de febrero de 1747 en un pinar.

    El campesino Alejandro y el niño que lo acompañaba regresaban de sembrar maíz y se dirigían a su casa en la aldea Suyapa; sin embargo, la noche los agarró en plena montaña y decidieron dormir en medio del bosque, para al día siguiente continuar el camino hacia su hogar.

    A la Catedral comenzaron a llegar desde ayer los devotos de la Reina de Honduras para rendirle honor en su día.

    Se acomodaron en el duro suelo, sobre unos viejos yaguales que utilizaron como almohadas, sin imaginarse el milagro que estaban por presenciar.

    Enseguida, Alejandro sintió que un objeto, al parecer una piedra, le impedía acomodar la espalda. A oscuras lo tomó del suelo y lo arrojó lejos. Curiosamente, al recostarse nuevamente sintió aquella molestia en el mismo lugar y esta vez no lo tiró, sino que, intrigado por lo acontecido, lo guardó en su mochila. A la luz del amanecer descubrió sorprendido que el misterioso objeto era una pequeña imagen tallada en madera de cedro.

    La mañana siguiente, al regresar a su casa, se la entregó a su madre Ana Carballo y a su hermana Isabel Colindres, quienes se encargaron de cuidarla. Muchos feligreses llegaban a la humilde vivienda para rezar y pedir por sus enfermedades. Sus milagros y bendiciones se divulgaron rápidamente por toda la aldea y la ciudad de Tegucigalpa.

    Sus primeros milagros

    Uno de las primeras manifestaciones de la Virgen de Suyapa surgió cuando un capitán llamado Joseph de Zelaya, que padecía de cálculos en la vejiga, pidió que le llevaran a su lecho a la virgencita, debido a que ninguna medicina curaba su mal. Desesperado por los fuertes dolores, el hombre le prometió a la Virgen que si lo curaba le construiría una ermita en la aldea y que le haría misas durante un año. Al día siguiente, el capitán estaba curado y el milagro fue revelado a las autoridades eclesiásticas de Honduras.

    Cumpliendo su promesa, construyó la ermita en 1780 como el humilde hogar de la milagrosa Virgen. Su exaltación como patrona de Honduras la hizo el papa Pío XI en 1925, cuando era arzobispo de Tegucigalpa monseñor Agustín Hombach, quien decretó ese año como su día el 3 de febrero.<

    Velas, tradición y fe

    Tegucigalpa. Las ofrendas y peticiones de los fieles creyentes que cada 3 de febrero llegan a Suyapa para venerar a la Morenita cambian de significado de acuerdo a la fe de cada uno.

    Emelia Isidora Ramírez, de 16 años, desde que salió de su tierra natal, Reitoca, ya había decidido qué color de candela debía adquirir para solicitar a la Virgen que le permita conocer a un buen hombre con el cual iniciar una vida de pareja. Una vela roja, muy fina, era la indicada, la cual buscaba afanosamente entre las docenas de candelas que mantiene a la disposición de sus clientes Doris Aceituno Suazo, una comerciante que desde hace 22 años trata de conceder los gustos de los fieles que por medio de las velas solicitan las bendiciones de la Inmaculada Concepción de Suyapa.

    La jovencita, como se lo había indicado su prima Angélica Romero, tenía que buscar un cirio que no presentara piquetes ni señas de golpes, pues de lo contrario no alcanzaría el cumplimiento de su petición.

    'Para encontrar un buen hombre, muy trabajador y con dinero, tengo que encender una vela que no sea contorneada ni que tenga señas de golpes y debe ser de color rojo', explicó la jovencita, convencida de que este año encontraría el amor por la visita a la Virgen.

    Las súplicas de Emelia se extendieron por varios minutos, mientras a su alrededor desfilaban

    varias creyentes, cargando en sus manos cirios de diversos colores, los cuales fueron encendidos dependiendo del deseo que los fieles quieren ver cumplido. Los puestos de velas de todos los colores, al acercarse la fiesta de Suyapa, inundan las afueras de la ermita. Los precios varían de acuerdo al tamaño y forma de las candelas.

    Mirna Suazo, otra clienta, entregó 30 lempiras por su vela azul, con la cual aseguró que le llegarán el trabajo y la suerte. Parte de las bendiciones resaltan en un letrero que Doris preparó para captar la atención de sus clientes.

    Descripción de la Virgen morena

    Redacción Central. La Virgen de Suyapa mide apenas seis centímetros y medio; obra muy antigua, posiblemente trabajada con devoción por algún artista aficionado. En su mirada angelical se refleja la nobleza de la raza indígena. Es morena, de rostro ovalado, mejillas redondeadas, y su lacia cabellera le llega hasta los hombros. La pequeña imagen tiene sus diminutas manos unidas en actitud de oración. El color original de su vestidura es el rosa pálido, que apenas se deja ver por estar totalmente cubierto por un manto oscuro tachonado de estrellas doradas y adornado con valiosas alhajas.

    Colocado al frente de la imagen, un resplandor de plata sobredorada la enmarca. Es peculiar, pues tanto el resplandor como la aureola suelen verse habitualmente en el respaldo de las imágenes. El resplandor está formado por dos aros cerrados en forma de número ocho del que salen los rayos que rodean a la Virgen. El aro superior está nimbado por doce estrellas de plata. El conjunto nos recuerda a la mujer vestida de sol que aparece en el Apocalipsis. De plata sólida es la esfera que sirve de apoyo a la imagen que tanto venera el pueblo hondureño.

    Es de notar que la imagen sólo recibía un culto privado por la familia Colindres y sus allegados por cerca de veinte años, hasta que sucedió el milagro en que el Joseph Zelaya expulsó tres piedras fue cuando el culto a la imagen experimentó su apogeo. La Virgen de Suyapa es el símbolo de fe de los católicos hondureños y de muchos extranjeros que por esta época viajan a Tegucigalpa para visitar a la patrona de los hondureños que en 1969 fue declarada capitana de las Fuerzas Armadas de Honduras.