Diana Guzmán (48) es una mujer cubana que quedó varada con su familia en Honduras luego de un arriesgado recorrido por Sudamérica con la intención de llegar a Estados Unidos.
Pero, según cuenta, les robaron todo en la selva y ahora piden ayuda en las calles de Tegucigalpa para continuar su ruta migrante.
Diana y su familia vendieron sus dos casas hace tres meses y con el dinero que obtuvieron compraron los pasajes hacia Guyana, los cuales tenían un costo de 1,500 dólares por boleto.
Continuaron por tierra hacia Brasil, Perú, Ecuador y Colombia, hasta internarse en la selva del Darién, célebre por el peligro que representa para quien trata de cruzarla.
“La travesía ha sido bastante dura porque cuando entramos a la selva no pensamos que íbamos a pasar el trabajo que pasamos. La selva entre Panamá y Colombia, allí nos robaron”, contó Diana a AFP.
En la selva los asaltaron, los desnudaron y los dejaron amarrados hasta que otros migrantes los hallaron y les dieron ropa y alimentos. Una comunidad indígena de Panamá los apoyó.
“Nos quitaron todo, la comida que trajimos la pisoteaban. Los teléfonos nos los quitaron. Estaban vestidos de negro, con escopetas, y al que se opusiera o dijera algo (...) le daban con la escopeta y los dejaban tiraditos allí”, recordó.
Para sobrevivir, Diana vende caramelos a los transeúntes de Comayagüela y a pesar de la difícil situación siempre se muestra con alegría.
Cuando en un negocio suenan ritmos tropicales, baila en la calle y no importa quién la vea con su nieta Briana de seis años. A un lado las observan su hermana (54), su hija (32) y su yerno (34).