Juan Carlos Sikaffy, presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), está apunto de dejar el liderazgo del sector privado luego de dirigirlo durante cuatro años.
Sikaffy habló con LA PRENSA sobre su gestión y los retos que tuvo que enfrentar en el sector empresarial, como una pandemia y el impacto de dos huracanes que afectó la economía nacional. También habló de sus logros y lo que espera para el futuro de la empresa privada.
¿Cuál ha sido el mayor reto al frente del Cohep en los cuatro años que lo ha dirigido?
Creemos que son al menos dos; el primero ha sido la consolidación del sector privado como un ente granítico con capacidad de defender los intereses del sector privado y desarrollar su capacidad técnica para responder y proponer políticas públicas, iniciativas y acciones enfocadas a promover inversiones, producción, generación de empleo y crecimiento económico inclusivo.
En segundo término ha sido enfrentar el desafío que nos impuso la pandemia y las tormentas tropicales que afectaron a nuestro país, eso nos retó en cuanto a dar respuestas desde el sector privado, proceso en el cual fuimos capaces de desarrollar protocolos de bioseguridad, organizar y operar triajes y apoyar al IHSS para obtener con diligencia vacunas en los mercados internacionales e inmunizar a nuestra gente.
¿Cuál considera que ha sido el mayor logro de la junta que preside?
Representar de manera armónica los diferentes sectores de actividad económica incorporados en dicho ente colegiado, intentando conciliar intereses, alcanzar consensos y presentar posiciones coherentes, sólidas y contundentes en pro de la empresa privada y del bienestar del país.
¿Qué ha significado dirigir el gremio más importante del país en tiempo de pandemia?
Un honor, compromiso, solidaridad y un orgullo, que organizaciones miembros del Cohep, más de 75, me hayan confiados liderar este órgano cúpula del sector empresarial hondureño, que hoy por hoy es calificado como el órgano empresarial más compacto y fuerte de CA, pero que además de lo puramente referidos a los negocios, ha impulsado una serie de iniciativas como la de derechos humanos, programas para eliminación del trabajo infantil, combate al VIH-Sida, lucha frontal contra la corrupción, emisión de un código de ética, entre otras.
¿Cuál es su expectativa para el presente año con el nuevo Gobierno?
El sector privado tiene como convicción contribuir de manera abierta al desarrollo económico y social del país. Esta posición será impulsada en los próximos años, independientemente del partido político que maneje el destino del país. La expectativa, en ese sentido, es lograr consensuar con sus autoridades, así como las de los trabajadores, un ambiente que permita a las empresas invertir y mantener condiciones propicias que abonen a alcanzar cada vez mayores niveles de bienestar productivo y social. Desde luego será muy necesario el concurso internacional.
¿El país ya recuperó su rumbo en materia económica tras los fenómenos naturales de noviembre de 2020?
Parcialmente sí, recuerde que en 2020 caímos hasta un 9% en el PIB, la peor caída de nuestra historia, alcanzamos una tasa de desempleo abierto de 10.9% y un nivel de pobreza del 70% de nuestra población, ya en 2021 el BCH reporta una recuperación del 11.5%, lo cual es bueno pero insuficiente, pues con relación a los niveles de 2019, prepandemia, apenas alcanzamos un 1.5%, lo que nos revela que hoy queda mucho trabajo por hacer.
¿Cuál es la expectativa del sector empresarial con el nuevo Gobierno en materia económica?
Debe mantener canales de comunicación abiertos y permanentes, para dialogar acerca de la ruta que debemos seguir para enfrentar los ingentes problemas que enfrenta nuestro país, el reto es grande y solo con el aporte de todos podremos tener mayores posibilidades de salir con éxito de esta difícil situación que enfrentamos.
¿Qué políticas requiere el país para elevar y recuperar los niveles de IED y local?
Recuperar el respeto al Estado de derecho, fortalecer la seguridad jurídica, simplificar trámites, mantener incentivos que garanticen el retorno económico y social, fortalecer la institucionalidad, generar confianza y reposicionar la dañada imagen de Honduras como un buen destino de inversión, afectada por la inseguridad jurídica y ciudadana, la corrupción y el narcotráfico que tanto daño nos han causado. Solo así podremos contar con esta inversión.