La salvadoreña Francisca Quinteros, que había perdido a su hija María Esperanza en 1983 durante la guerra civil, logró localizarla en la ciudad francesa de Toulouse, con la ayuda de la Asociación Pro-búsqueda, poniendo fin a 24 años de sufrimiento.
Quinteros acudió a Pro-búsqueda en 1994, dos años después del final de la guerra civil, para que le ayudaran a encontrar a su pequeña, que fue entregada en adopción a una familia francesa.
Corría el año 1983 cuando Francisca Quinteros, que vivía en el cantón La Cruz del municipio de Jucuarán, a unos 150 km al sureste de San Salvador, encomendó el cuidado de la niña a otras personas debido al peligro que corría como mujer joven en zona de guerra.
Relato
“Por lo peligroso de la guerra no podía cargar a mi niña, por eso le pedí a unas personas que me la cuidaran, y con el tiempo ellas me dieron por muerta y cuando regresé me dijeron que la habían dado en adopción a una familia”, comentó Quinteros que ahora tiene 40 años.
Tras una paciente investigación de varios años, la institución humanitaria logró ubicar a María Esperanza Quinteros en Francia, bajo el nombre adoptivo de Alix Moulin.
La ahora feliz madre, asegura que el reencuentro con su hija se produjo el 1 de febrero en Toulouse en el apartamento de Alix, donde compartieron durante 15 días juntas a pesar de los obstáculos del idioma.
Antes del reencuentro con su hija, Francisca conversó con la madre adoptiva de Alix quien sentía temor por el encuentro con la madre natural.
Corazón de madre
“Tome en cuenta mi sufrimiento, porque mi sufrimiento de 24 años ha sido su alegría. Entonces déme un momento de oportunidad”, le dijo a la nueva madre de María Esperanza.
“Después la amistad entre nosotras fue muy buena”, comentó Quinteros.
Ayer, tras mostrar imágenes de su hija junto a otros dos hermanos adoptivos, que también son salvadoreños y que no han localizado a sus familiares, Francisca dijo sentirse “satisfecha”.
“Quedó una semilla sembrada en el corazón de Alix, yo la quiero desde que la andaba en mi vientre, y que primero Dios va ir creciendo cada día para que la amistad entre nosotras sea mejor”, comentó con alegría Quinteros.
Francisca además conoció a Nora, su pequeña nieta.
Agradecimiento
“Yo quiero dar gracias primero a Dios, a Jon Cortina extinto sacerdote español-salvadoreño fundador de Pro-búsqueda y a las personas que han perdido a sus hijos las animo a que sigan adelante en la búsqueda”, enfatizó Francisca.
Los responsables de estas desapariciones, en su mayoría, atribuibles al ejército salvadoreño, no pueden ser sometidos a la justicia debido a que existe en vigencia una amnistía que perdonó, incluso, crímenes de lesa humanidad cometidos en la guerra civil de 1980 a 1992, que ocasionó la muerte de 75 mil personas y 8 mil desaparecidos.
Alegría
Inolvidable momento
“Al verla sólo lloré… abrazada a ella… la volví a sentir”, narró Francisca Quinteros, al hablar del reencuentro con su hija.