El mundo artístico del país ha estado de luto en los últimos días luego de conocerse del fallecimiento de tres talentosos músicos.
Alejandra Mendoza, una conocida maestra de música y violinista, murió por causas naturales el pasado 8 de marzo mientras estaba internada en el Hospital Escuela, en Tegucigalpa.
Jairo López, uno de los mejores clarinetistas del país, también perdió la vida el pasado 8 de marzo por razones aún desconocidas.
López estudió música y artes plásticas, fue integrante de la agrupación Café Guancasco en sus comienzos, también de la Orquesta Filarmónica de Honduras.
Por otro lado, el pasado 11 de marzo se conoció de la muerte de Ramón Eduardo “Guayo” Cedeño (48), considerado como uno de los mejores guitarristas del país y productor.
Según se supo, Cedeño tuvo una complicación respiratoria, lo que finalmente causó su muerte mientras permanecía en la capital. Era originario de La Ceiba, su música la compartió a nivel centroamericano con la Orquesta de la Papaya y acompañó durante varios años a los cantautores Guillermo Ánderson, Aurelio Martínez y Karla Lara, entre otros.
En Tegucigalpa estuvo ligado al grupo musical Los Diablos Negros, fundado hace 40 años. “Guayo” produjo en 2015 su primer disco llamado Coco Bar, dedicado a su padre y a la música hondureña del decenio de los 60 del siglo pasado.
La muerte de estos tres grandes artistas provocó conmoción entre la población hondureñas, y particularmente entre aquellos ligados al mundo de la música nacional y centroamericana.
