A las 4:00 am, los tamales ya están listos para la venta del día. Las mujeres que se dedican a elaborarlos pasaron unas seis horas frente a las hornillas para preparar un promedio de 300 tamales que son la venta diaria y que se triplica durante las fiestas navideñas.
Uno de los lugares más visitados por los sampedranos para la compra de tamales es la siete calle del segundo anillo periférico donde se ubica el templo de la iglesia La Luz del Mundo, ahí se instalan más de cinco puestos de tamales.
“Hace 18 años que vendo tamales y la experiencia me ha hecho perfeccionar el sabor y por eso mis clientes siempre regresan”, dijo Eda Cardona, microempresaria de los tamales.
Cardona asegura que para diciembre se está preparando para vender entre 5,000 y 6,000 tamales. “Siempre es mayor la venta para temporada navideña, incluso se incrementan los pedidos de personas que viven fuera del país, a la semana por lo menos me encargan unos 50 tamales para enviar a Estados Unidos”, concluyó Cardona.
La ganancia en los tamales no es mucha, aseguran las vendedoras, y varía según se manejen los precios de la materia prima en los mercados.
“Yo le gano entre dos y tres lempiras a cada tamal. Lo malo es que cuando sube el precio de la hoja, el cerdo o el pollo, uno no le puede subir al producto porque los clientes se quejan”, dijo Mirta López, vendedora de tamal.
Según las vendedoras, el tamal de pollo es más vendido que el de cerdo y hay quienes los piden solo con arroz y verduras.
Doña Eda además de vender los tamales en su casa, adonde los elabora con sus hijas y nietas, también tiene personal para vender de manera ambulatoria en calles concurridas de la ciudad.
Los tamales pasan en el fuego todo el día para mantenerlos calientes.
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Cándida Melchor y Blanca Carbajal son las encargadas de armar los tamales en La Quinta, a ellas les bastan 10 segundos para hacerlo.
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Emblema
Tamales La Quinta es otro de los lugares favoritos de los ciudadanos para comprar el tradicional alimento.
Josefina Rivera tiene 25 años complaciendo a sus clientes con el sabor de sus tamales.
“Desde ya me estoy preparando con los pedidos de diciembre, en esa temporada al día vendo unos 900 tamales y se incrementa los fines de semana”, dijo.
Rivera dice que se siente orgullosa al decir que hay gente que es su cliente hace más de 10 años. “Tengo muchas personas que todos los años me encargan tamales para llevar a los Estados Unidos, México y España, también de todos lados de Honduras me encargan, principalmente de Tegucigalpa y La Ceiba”, afirmó Cardona.
En Navidad el rollo de hojas para envolverlos aumenta de 10 lempiras a 25 o 30, lo que reduce las ganancias para las tamaleras.
Diciembre representa para las microempresarias el respiro de sus negocios, pues de enero a marzo es la temporada baja en venta de tamales.
Los clientes piden los tamales con salsa de tomate, encurtido, chile y limón, acompañado de una taza de café.
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