San Pedro Sula, Honduras.
Los gritos de auxilio de sus tres compañeros al quedar soterrados llenaron de angustia a Walter Aguilar Pereira, pero esto no le impidió tomar una pala y cavar para salvarles la vida, aunque esto representara un peligro mortal.
Para los 12 obreros que trabajaban en la instalación de un sistema de tuberías entre la 27 calle y 15 avenida de la colonia Valle de Sula Dos, el día parecía normal y rutinario, pero nunca se imaginaron que un alud de tierra casi acabaría con la vida de tres de sus compañeros en cuestión de segundos.
La mañana había transcurrido con rapidez y ya era hora del almuerzo. Todos se sentaron a comer y a relajarse en medio de bromas y pláticas, según Aguilar.
Las labores se reanudaron a la 1:00 pm y cuando los tres obreros afectados ya llevaban cerca de una hora de excavar la zanja, el terreno cedió y los sepultó instantáneamente.
Durante algunos segundos los otros compañeros presentes se quedaron atónitos y al volver en sí comenzaron a escuchar los débiles gritos que se escuchaban bajo los cúmulos de tierra.
“ Ellos estaban dando el toque final a la tubería y de repente vimos que la tierra venía sobre ellos y les gritamos pero no les dio tiempo de reaccionar. Yo fui el primero que corrió a ayudarlos. Dos de ellos tenían más de un metro de tierra sobre ellos y el otro podía respirar pues su cabeza sobresalía”, expresó.
Tras agarrar la pala, Aguilar decidió auxiliar con prioridad a Marlon Lemus (20), pues era el que estaba más abajo en la zanja y era quien podía morir asfixiado si no era ayudado con rapidez.
Otro de los compañeros empezó a excavar con las manos para sacar a Miguel Trigueros (52), quien estaba cubierto por completo. Para suerte de estos obreros los bomberos llegaron con rapidez y tras 30 minutos de pánico volvieron a tener aliento.
Para este grupo de obreros la construcción y albañilería no solo es un trabajo, pues por años han compartido vivencias en los múltiples proyectos en los que han sido contratados y perder a uno de estos amigos sería fatal, relata Aguilar.
“En esos momentos uno quisiera tener superpoderes para poder ayudar a las personas que uno aprecia. Con estos compañeros tenemos muchas experiencias juntos. Estos accidentes suceden y pudo haber sido cualquiera de nosotros los que pudo haber fallecido”, finalizó Aguilar, ayer con un tono de satisfacción.
Los gritos de auxilio de sus tres compañeros al quedar soterrados llenaron de angustia a Walter Aguilar Pereira, pero esto no le impidió tomar una pala y cavar para salvarles la vida, aunque esto representara un peligro mortal.
Para los 12 obreros que trabajaban en la instalación de un sistema de tuberías entre la 27 calle y 15 avenida de la colonia Valle de Sula Dos, el día parecía normal y rutinario, pero nunca se imaginaron que un alud de tierra casi acabaría con la vida de tres de sus compañeros en cuestión de segundos.
La mañana había transcurrido con rapidez y ya era hora del almuerzo. Todos se sentaron a comer y a relajarse en medio de bromas y pláticas, según Aguilar.
Las labores se reanudaron a la 1:00 pm y cuando los tres obreros afectados ya llevaban cerca de una hora de excavar la zanja, el terreno cedió y los sepultó instantáneamente.
Durante algunos segundos los otros compañeros presentes se quedaron atónitos y al volver en sí comenzaron a escuchar los débiles gritos que se escuchaban bajo los cúmulos de tierra.
“ Ellos estaban dando el toque final a la tubería y de repente vimos que la tierra venía sobre ellos y les gritamos pero no les dio tiempo de reaccionar. Yo fui el primero que corrió a ayudarlos. Dos de ellos tenían más de un metro de tierra sobre ellos y el otro podía respirar pues su cabeza sobresalía”, expresó.
Tras agarrar la pala, Aguilar decidió auxiliar con prioridad a Marlon Lemus (20), pues era el que estaba más abajo en la zanja y era quien podía morir asfixiado si no era ayudado con rapidez.
Otro de los compañeros empezó a excavar con las manos para sacar a Miguel Trigueros (52), quien estaba cubierto por completo. Para suerte de estos obreros los bomberos llegaron con rapidez y tras 30 minutos de pánico volvieron a tener aliento.
Para este grupo de obreros la construcción y albañilería no solo es un trabajo, pues por años han compartido vivencias en los múltiples proyectos en los que han sido contratados y perder a uno de estos amigos sería fatal, relata Aguilar.
“En esos momentos uno quisiera tener superpoderes para poder ayudar a las personas que uno aprecia. Con estos compañeros tenemos muchas experiencias juntos. Estos accidentes suceden y pudo haber sido cualquiera de nosotros los que pudo haber fallecido”, finalizó Aguilar, ayer con un tono de satisfacción.