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El rey de los mares

  • Actualizado: 07 agosto 2010 /

“Oasis of the seas” es el espíritu de una empresa: Royal Caribbean International, dedicada a la industria de los Cruceros desde 1968, con una flota que cubre todos los mares y que trabaja por el turismo.

“Oasis of the seas” es el espíritu de una empresa: Royal Caribbean International, dedicada a la industria de los Cruceros desde 1968, con una flota que cubre todos los mares y que trabaja por el turismo y el futuro “con un sentido revolucionario y creativo”, en palabras de su presidente Adam Goldstein.

La construcción del navío comenzó en 2003, y se reactualiza permanentemente. Para hacerlo realidad se convocaron 37 firmas de diseño, 20 empresas de arquitectos, cientos de ingenieros de diversas especialidades y 3,200 operarios, un esfuerzo mancomunado de diversos sectores con visión innovadora y empresarial.

“Fue un proyecto de compleja coordinación- dice Harri Kulovaara, vicepresidente de Operaciones Marítimas de la compañía- y se logró gracias a la experiencia recogida en nuestros cruceros anteriores, a los adelantos tecnológicos actuales, y al esmero de los equipos de trabajo”.

Esta ciudad flotante costó mil quinientos millones dólares, tiene 225,282 toneladas, 360 metros de largo, tecnología naútica moderna, equipos de reciclaje, una capacidad para 5,400 pasajeros, 2,700 camarotes (46 para personas con discapacidades), 24 elevadores, equipos para reciclaje de agua y energéticos, siete áreas temáticas o vecindarios, diez piscinas, un jardín botánico ecológico, el primer teatro acuático semicircular, un bar (Rising Tide) que asciende y desciende por los pisos del buque, 25 restaurantes, una capilla ecuménica, una biblioteca y la zona de deportes más grande planeada para un crucero, además de otras novedades que encantan a grandes y niños.

Lujo y sofisticación
“En estos momentos es el barco con el equipo marítimo y la tecnología más sofisticada que navega en el mundo. Su maniobrabilidad es increíble a pesar de su gran tamaño. Comandarlo es un orgullo y un verdadero placer”, confiesa el capitán del Oasis, William S. Wright.

Un barco especial requiere instalaciones portuarias con infraestructura adecuada.

Las autoridades del Puerto Everglades de Fort Lauderdale-Hollywood entendieron el impacto económico con 6.2 millones de retorno, con 300,000 pasajeros en circulación y por eso construyeron la Terminal 18, que resuelve en quince minutos el embarque a la nave. Cuando se sube al barco, la sensación es la de entrar a una ciudad, con calles, negocios, restaurantes y multiniveles, ambientes con diversas decoraciones y una fácil circulación.

En él existen espacios interactivos con transparencias que permiten ver el barco desde su proa a su popa.

“Tratamos que el visitante se sienta como en su casa. Procuramos construir, no sólo un barco, sino una de las más grandes experiencias que se pueda vivir en el mar, con muchos entretenimientos”, dijo Richard Fain, ejecutivo de Royal Caribbean Ltd.

Esos grandes corredores en el interior de la nave, llamados “barrios o vecindarios”, son un concepto revolucionario en la arquitectura naval de cruceros. Son innovadores en cuanto que permiten una gran movilidad y expansión dentro del barco y con ellos el visitante puede disfrutar de las atracciones que desee.

El área “Central Park” está inspirada en el famoso Parque Central de Nueva York. Decorada con 12,175 plantas y 56 árboles, es un verdadero jardín botánico, con restaurantes y bares y una galería de arte que organiza visitas guiadas para conocer las obras de los diversos artistas que se encuentran exhibidas en el barco y forman parte de su colección.

“Boardwalk” es la zona preferida por la familia, ya que en su entrada está el primer carrusel del oceáno, una gigantesca calesita, con 18 coloridos animales, que hacen la delicia de grandes y chicos.

Entre los itinerarios previstos por el Oasis de los Mares se encuentran las Bahamas, St. Maarten, St. Thomas, Jamaica y México. “El barco ni se siente, parece que flotara” comenta un pasajero que ya está planeando las próximas vacaciones mientras contempla el mar, sentado en la proa, con un exótico combinado en la mano.