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El Polo Norte se derrite

  • Actualizado: 19 septiembre 2009 /

En el Ártico se espera un aumento de temperatura de hasta nueve grados centígrados durante el actual siglo XXI y esta zona del Polo Norte podría quedar libre de hielo en verano en apenas un par de décadas.

    En el Ártico se espera un aumento de temperatura de hasta nueve grados centígrados durante el actual siglo XXI y esta zona del Polo Norte podría quedar libre de hielo en verano en apenas un par de décadas. Bastan calentamientos de 3ºC y 5ºC para desencadenar cambios bruscos en estos ecosistemas.

    Son algunas de las conclusiones del equipo que ha participado en la primera campaña oceanográfica en el Ártico del proyecto ATP, Cambios Bruscos en el Ártico, y ha constatado que una masa de agua cálida atlántica invade gran parte del sector europeo del Océano Glaciar Ártico.

    El calentamiento de las aguas árticas está provocando el derretimiento rápido del hielo, así como el desplazamiento de especies propias de esta zona hacia el norte.

    Determinar a partir de qué nivel de calentamiento pueden producirse cambios bruscos en el Ártico, un área geográfica situada alrededor del Polo Norte terrestre, ha sido uno de los objetivos clave de esta expedición en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Csic, español.

    Los investigadores han calculado que el nivel de calentamiento ha de situarse entre los 3ºC y los 5ºC sobre los niveles de referencia de 1990 para que se produzcan cambios bruscos en el Ártico.

    Donde sube el termómetro

    El Ártico es la zona del planeta donde más rápido está aumentando la temperatura, con una tasa de calentamiento tres veces mayor que el resto del planeta, a tal punto que se espera un calentamiento en la zona de hasta 9ºC durante la actual centuria.

    El investigador Carlos Duarte, responsable del equipo del Csic en el proyecto, señala que “las predicciones que hablaban de una rápida fusión del hielo se han visto sobrepasadas por las observaciones”. Durante los años 2007 y 2008 ha habido una pérdida brusca de hielo en el Océano Glaciar Ártico que ha supuesto la disminución de más o menos la mitad de la superficie de hielo que quedaba normalmente al final del verano.

    “La espectacular aceleración de la pérdida de hielo en el Ártico en los últimos años sugiere que el cambio climático ha entrado en una nueva fase en esta región, con posibles consecuencias globales”, según el experto.

    “Los modelos actuales sugieren que el océano Glaciar Ártico podría quedar libre de hielo en verano en un par de décadas, o quizás antes”, añade.

    El proyecto, en el que han participado investigadores noruegos, daneses, rusos, polacos, portugueses, franceses, británicos, suecos y españoles, también pretende determinar el alcance de la presión humana a partir de la proliferación de actividades económicas en el Ártico, como el turismo, la pesca, la explotación petrolífera o el transporte marítimo.

    El coordinador del proyecto ATP, Paul Wassman, de la Universidad de Tromsø, en Noruega, advierte que “los cambios que observamos tendrán efectos sin precedentes en el ecosistema Ártico. Es urgente establecer dónde y cuándo se alcanzarán los valores umbrales que desencadenen cambios abruptos”. Los cambios abruptos se refieren a la existencia de umbrales de presión a partir de los cuales las perturbaciones menores pueden alterar de forma cualitativa el estado de un sistema.

    El proyecto ATP identificará los componentes del ecosistema Ártico que probablemente experimentarán cambios bruscos en respuesta al calentamiento climático.

    Los investigadores del Csic ya han detectado que la mortalidad de los organismos más característicos de la comunidad del Ártico aumenta rápidamente con la temperatura.

    El equipo internacional halló que el copépodo (pequeño crustáceo) Calanus glacialis, un elemento central de la cadena alimenticia del Ártico, había desaparecido de áreas en las que antes era abundante. El investigador Miquel Alcaraz apunta que “el desplazamiento hacia el norte de las aguas cálidas atlánticas ha desplazado a las especies del Ártico”.

    La ausencia de Calanus glacialis es coherente con las predicciones de los modelos y señala un cambio importante en la cadena trófica (alimentaria) del Ártico.

    Durante la campaña se transportaron más de 1,000 litros de agua del Ártico al Centro Universitario de las Islas Svalbard, en Longyearbyen, Noruega, donde los investigadores efectuaron experimentos para establecer el umbral de calentamiento a partir del cual se desencadenan cambios abruptos en la comunidad de plancton.

    Susana Agustí, investigadora del Cscic, explica que “la biomasa y la producción fotosintética del plancton colapsan al aumentar la temperatura; la tasa de respiración y, por tanto, de producción biológica de CO2 del plancton ártico aumentan rápidamente con el incremento de la temperatura”.

    “Las regiones polares del planeta ya no son la última frontera, sino que son las trincheras de la lucha contra el cambio climático”, concluye Duarte.