Un simple “Hasta luego, nos vemos en la eternidad”, bastó para despedir a un hombre humilde, solidario y caritativo, como fue el doctor Pablo Hernández. Pero las lágrimas, tristeza y consternación no faltaron ayer en el entierro.
últimos momentos
Ayer a las 8.30 de la mañana fue sacado el cadáver del doctor “Pilo” Hernández de la funeraria donde fue velado. Familiares, colegas y amigos lo acompañaron hasta la iglesia evangélica Berea que él construyó contiguo a su casa.
En donde personas que él curó dieron testimonios y lo recordaron con cariño. También los presentes entonaban los cánticos que eran de su agrado.
Pasaban los minutos y el templo se llenaba poco a poco de personas que se dieron cuenta del fallecimiento al leer La Prensa, pero que lograron llegar a tiempo a la iglesia.
Alrededor de las 9.45 de la mañana terminó la celebración. El cortejo salió rumbo al cementerio Jardines del Recuerdo, donde más personas esperaban, entre ellos, el presidente de la Asociación de Pastores, Leonardo Martínez, quien predicó y expresó que lamentaba la partida del médico.
Indicó que fue un apóstol de la medicina.
Los hijos del doctor “Pilo” agradecieron a los presentes y recordaron como fue su padre, motivando el llanto en muchos de los allí presentes. A eso de las 10.40 am el cuerpo fue sepultado.
Los nietos del doctor “Pilo” lanzaron rosas y flores encima del ataúd. Cánticos como, Cuando allá se pase lista y Cuán grande es él, fueron entonados con júbilo en el cementerio.
El “Médico de los pobres” no volverá a atender a los necesitados, ni mostrará más la solidaridad que le hizo legandario y que en una oportunidad lo tuvo a las puertas de la alcandía municipal sampedrana, a pesar de la tradición y fuerza que hace veinte o más años mostraba el Partido Liberal, su rival.
La esposa e hijos del doctor “Pilo” Hernández pidieron a Dios fortaleza.
El doctor “Pilo” Hernández se caracterizó por su humildad, bondad, sencillez y amor por la medicina y los necesitados.
Además, es recordado por haber fundado la colonia Berlín en el año de 1983.
Entonces habían como veinte viviendas de su propiedad, las alquilaba, pero un día decidió venderlas a bajos precios y se las regaló a los inquilinos que no tenían dinero.
Testimonios
“Hasta luego hermano, nos vemos en la eternidad”, fueron las palabras del pastor Martínez. “Necesitamos más doctores como “Pilo” en estos tiempos”, dijo.
“Fue un hombre de bien de la humanidad y una bendición para San Pedro Sula”, manifestó uno de sus sobrinos.
Enrique y Janeth, dos de los hijos del doctor “Pilo” agradecieron a los presentes en el cementerio por las palabras de apoyo y de admiración para su padre. “Nos enseñó disciplina, fue un padre ejemplar sin duda alguna”, dijo su hija, Janeth. “Jamás bebió licor, era un hombre sano, su muerte fue a causa de la vejez, pero fue tranquila”, recalcó su hijo Enrique.
El Médico de los pobres atendió también a personas pobres en el departamento de Comayagua, en lugares como Minas de Oro, San José y La Huerta.
Ausentes
Dos de sus hijos viven en el extranjero. Lamentablemente no pudieron estar presentes en el entierro de su padre. Pablo, uno de ellos, está en el Brasil y Luis vive en Canadá.
Pronto vendrán para visitar el lugar donde quedó sepultado su amado padre.