24/04/2024
09:39 AM

El 40% de turistas llega a Roatán para conocer los arrecifes de coral

Roatán, Honduras.

Bucear suele ser adictivo. Una vez en el fondo del agua te olvidas de todo. Estrellas de mar, corales, peces multicolores y varias especies se convierten en parte esencial de esta aventura.

El 40% del turismo en esta isla se debe al buceo; para muchos es diversión, pero para otros es un deporte. Los turistas compran paquetes en los hoteles, en donde además de piscina y paseos, les ofrecen cursos de buceo y snorkel.

En Islas de la Bahía existen alrededor de 25 escuelas de buceo que certifican a los estudiantes mediante la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (Padi, por sus siglas en inglés).

El certificado se obtiene al cursar los módulos de aprendizaje divididos en teoría y habilidades prácticas que conforman el sistema Padi.

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Muchos de los buceadores llevan sus propios equipos.
Sin embargo, cualquier teoría queda corta al lanzarse al mar y conocer los secretos del Caribe hondureño.

Gerardo Tapia lleva un año viviendo en la isla por tercera vez. Tapia ha buceado en once países, entre ellos Venezuela, Dubái o Islas Galápagos, y aunque en la mayoría el ecosistema es diferente, asegura que el de Islas de la Bahía tiene muchas cualidades.

Este carismático español de 35 años, cuya virtud es revestirse de paciencia, es instructor de Subway Water en el Hotel Drive & Resort Turquoise Bay. Junto a él está Serena Moscati, una italiana que maneja varios idiomas y cuyo amor al buceo queda en evidencia cuando enseña.

Foto: La Prensa

“Islas de la Bahía tiene excelentes condiciones para bucear los 365 días”, dice Gerardo Tapia, instructor español de buceo.
La aventura

La mayoría de buceadores provienen de Canadá y Estados Unidos, le siguen centroamericanos y europeos. Algunos viajan en grupos.

Tienen de 35 y 40 años en adelante y extraña que no sea una práctica común para jóvenes de 20 años. Ellos son apenas el 5% de los que buscan esta experiencia.

Para bucear se necesita estar libre de asma o problemas cardiovasculares, entre otros trastornos que pueden afectar al buzo si no se toman las medidas de precaución.

La aventura comienza al terminar de llenar el cuestionario sobre las condiciones físicas. Los principiantes toman un curso en piscina llamado Discovery.

Tras una hora y media -hay quienes tardan menos- aprendiendo cómo usar el equipo, controlar la respiración por la boca, medir tu presión, el aire en el tanque, y ajustar los lentes y las boquillas, hasta para una selfie, estás listo para entrar al inmenso mar azul de Roatán. Toda la isla está rodeada de corales. En algunos lugares solo es necesario cinco minutos mar adentro para poder bajar unos 40 pies y ver el arrecife.

Foto: La Prensa



El equipo de LA PRENSA estuvo 20 minutos bajo el agua. La experiencia: inolvidable.

El capitán salió de Turquoise Bay. Unos 10 minutos en el bote mar adentro y llegamos a nuestro destino. El motor se detiene y los buceadores empiezan a colocarse el equipo.

Un poco de Bob Marley para animar la jornada. Chaleco, tanque, revisión de controles y de la presión, ponerse las aletas y ya está todo listo para saltar al agua.

Tras la zambullida, se desinfla el chaleco y empieza el descenso. Entonces, aparece el segundo arrecife de coral más grande del mundo.

Foto: La Prensa