09/02/2025
05:55 PM

Damnificados de Eta e Iota en Honduras siguen clamando ayuda

“Nuestra presidenta respondió positivamente, pero lo que falta es que se cumpla lo que ella prometió”, dicen.

Tegucigalpa, Honduras.

Más de 300 familias damnificadas por las tormentas Eta e Iota en noviembre de 2020, que perdieron sus viviendas al ser soterrada su comunidad, le piden a la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, que les complete la ayuda brindada en el nuevo sitio donde ahora viven.

Los afectados vivían en lo que fue la aldea La Reina, departamento de Santa Bárbara, en el oeste del país, que fue totalmente soterrada por el derrumbe de un cerro.

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A los damnificados, unas 335 familias, el Gobierno les construyó 290 casas en la jurisdicción de Macuelizo, Santa Bárbara, mientras que las restantes fueron edificadas por la Fundación Hogar Franciscano La Misericordia, liderada por el sacerdote Leopoldo Serrano y algunos de los pobladores con sus propios recursos.

Una de las beneficiarias con una modesta casa de bloques de cemento es Elia Esperanza Trochez, de 58 años, quien dijo a EFE que está esperando el documento de propiedad del inmueble, en el que vive con su esposo, un octogenario que, a causa de un derrame cerebral y otros trastornos, hace quince años quedó lisiado y sin voz.

A Trochez, quien parió once hijos, también le acompaña uno enfermo que no puede trabajar, y para subsistir, según su relato, depende de la poca ayuda que le brindan tres de ellos.

“No nos han dado la seguridad de la casa. Ya estamos en ella, pero todavía no tenemos los documentos. Primero Dios, ojalá se pudiera lograr, es la esperanza que nosotros tenemos”, expresó Trochez, quien hace cuatro años vivía en la aldea El Sauce, entre La Reina y Buena Vista, que fueron severamente dañadas por las torrenciales lluvias de las tormentas Eta e Iota.

Sin escuela y calles inconclusas

Otros damnificados de la antigua aldea La Reina indicaron a EFE que en su nueva comunidad faltan una escuela y un colegio para sus hijos, la pavimentación de las calles, que ha quedado inconclusa, y una planta de tratamiento de aguas residuales, abandonada desde marzo.

El 4 de julio, después de una caminata de más de 240 kilómetros, desde San Pedro Sula a Tegucigalpa, el sacerdote Leopoldo Serrano fue recibido por la presidenta hondureña, a quien le solicitó energía eléctrica, agua potable, una escuela, pavimentación de las calles, una planta de tratamiento de aguas residuales y los documentos de las casas de los damnificados.

Serrano, quien hizo conocido al mundo el caso de la aldea La Reina, también abogó por la finalización de otros proyectos de viviendas para familias pobres damnificadas por Eta e Iota que están abandonados en Choluteca (sur), Olanchito, El Progreso y Villanueva (norte).

Sobre la ayuda recibida por los damnificados de La Reina y sus alrededores, Serrano dijo a EFE que la ayuda ofrecida por la presidenta Castro ha sido “a medias”.

Como ejemplo, señaló que una bomba de tratamiento para la comunidad está abandonada, por lo que las aguas residuales están siendo descargadas directamente en el río Chamelecón, contaminando esa fuente natural.

La planta de tratamiento está abandonada, al parecer porque el Estado le adeuda dinero a la empresa constructora, según indicó el religioso.

Tampoco se ha construido la escuela, por lo que los niños de preparatoria, primaria y secundaria reciben clases en una galera y un centro comunitario construidos con recursos de la fundación que lidera Serrano y los pobladores, con maestros que no son permanentes en el sistema estatal.

De todas las calles de la nueva comunidad, solo han sido pavimentadas dos, y la obra está paralizada desde hace varios meses por problemas administrativos con la empresa constructora.

El Gobierno tampoco ha extendido los documentos de propiedad de las casas a los damnificados, muchos de los cuales subsisten con trabajos temporales en el campo o como ayudantes de albañilería.

El agua potable que consumen los pobladores de la aldea San Francisco de Asís baja de una montaña, por una tubería comprada por la comunidad, dijo Serrano.

El religioso recalcó que la presidenta hondureña “es buena”, pero sus ministros, al menos los involucrados en el proyecto de los damnificados de La Reina, le están fallando.

“Nuestra presidenta respondió positivamente, pero lo que falta es que se cumpla lo que ella prometió”, enfatizó Serrano.