20/04/2024
01:38 AM

Con canastas y pulseras sobreviven miembros de la etnia tolupán

Los guardianes de la Montaña de la Flor claman por empleos y viviendas dignas al Gobierno

Montaña de la Flor, Francisco Morazán, Honduras.

Con solo 10 lempiras al día subsiste un hogar de al menos seis integrantes en la Montaña de la Flor en Orica, Francisco Morazán. La pobreza y el abandono al que están sometidos los margina de vivir dignamente.

En ese sector recóndito de Honduras adonde habitan unos 100,000 tolupanes puros y mezclados, las oportunidades faltan y las necesidades sobran.

Apenas con la venta de canastas que venden a 10, 30 y 45 lempiras, las mujeres intentan juntar dinero para un tiempo de comida de sus hijos. La falta de planificación y educación ha ocasionado que jóvenes mujeres desde los 18 años ya tengan entre 2 a 4 hijos.

La etnia que tiene más de 150 años de existir en tierras hondureñas lucha por no desaparecer y defender su idiosincrasia y cultura que con el tiempo ha perdido brillo. El dinero no les alcanza para aprovechar las tierras fértiles que poseen y los pocos cultivos de maíz, frijoles, café y tomate que tienen son para mitigar el hambre.

Ellos culpan al Gobierno de Honduras, pues “les hace vivir sin esperanzas y aferrados a las canastas y collares que venden a los turistas que llegan por fotografías de ellos”.

Hasta los hombres se involucran en la elaboración de cestas ante la falta de oportunidades.



Hay quienes no pueden elaborar cestas ni canastas de hoja de palmera, ni collares de semillas llamadas ‘lágrimas de San Pedro’ y les toca pedir dinero a quien encuentran o lavar ropa de otros vecinos.

La etnia tolupán de la Montaña de la Flor está distribuida en seis tribus: San Juan, Lavanderos, El Paraíso, La Lima, Guaruma y La Ceiba. La más antigua es San Juan y allí es donde más ayuda llega, aunque no es suficiente. “Necesitan de mucha ayuda, en alimentos, salud, seguridad y educación. Se ha mejorado un poco en todos los ámbitos, pero siguen vulnerables y los hondureños pueden darles el apoyo necesario”, dijo Roque Martínez, docente fundador del centro educativo Rubén Rodas.

La mayoría de sus centros educativos están en malas condiciones y sus últimos arreglos los recibieron hace muchos años.

En la actualidad, mientras logran sacar adelante la alimentación de su familia esperan que el presidente Juan Orlando Hernández cumpla su promesa de visitarlos para darles apoyo concreto que no reciben desde la última administración liberal.

Gracias al apoyo que ha llegado en los últimos años ahora la mayoría tiene agua potable en sus hogares.