La Fuerza Aérea Hondureña, FAH, festejó ayer su 80 aniversario de creación.
En el evento hubo una breve exhibición de vuelo de aviones de combate F-5, y al mismo tiempo se asumió un compromiso de “mayor sacrificio” para salvaguardar la soberanía y los intereses y derechos del pueblo hondureño.
Esa celebración contó con la presencia del comandante general de las Fuerzas Armadas, FF AA, Porfirio Lobo Sosa; el ministro de Defensa, Marlon Pascua; y la Junta de Comandantes de la institución armada.
El mandatario fue más categórico al afirmar que estos 80 años de vida de las FAH están cubiertos de patriotismo.
Lobo Sosa recordó los capítulos bélicos en los que se ha participado la Fuerza Aérea en pro de la defensa de la soberanía nacional y de la ciudadanía. Asimismo, dijo: “Los vemos presentes en las inundaciones, en los incendios forestales y en toda clase de desastres naturales. Los hondureños sabemos que siempre que estamos en cualquier situación de peligro oiremos los motores de aviones y helicópteros de la FAH y sus valientes aguiluchos”.
Compromiso en dos vías
El comandante de la FAH, Ruiz Pastor Landa, se mostró complacido con las palabras del mandatario y reflexionó que “eso nos compromete a seguir adelante, a mejorar”.
Landa detalló que la Fuerza Aérea cuenta con unos dos mil elementos, entre oficiales y tropa. Destacó que esa rama de las Fuerzas Armadas desarrolla el programa “Alas para la salud”, que consiste en trasladar las brigadas médicas que desarrollan las FF AA en todo el país.
El año pasado hubo 200,000 atenciones. “También apoyamos a Copeco, a Educación y a todo el que nos pida ayuda”, dijo Landa.
Por esa labor hubo un compromiso de parte del titular del Ejecutivo. Lobo Sosa comentó que a ellos se les debe favorecer con proyectos de vivienda, ampliar la cobertura de sus seguros de vida, enseñarles karate y beneficiar a sus hijos con programas de beca de excelencia académica.
En la conmemoración de los ochenta años de la FAH se entregaron reconocimientos a los oficiales, suboficiales y soldados destacados, así como a los incansables colaboradores de esa dependencia, como es el caso de su capellán, el presbítero Jorge Matus, quien cumplió 50 años de servicio sacerdotal.