San Pedro Sula, Honduras.
“Yo no pago. Eso lo cobran en otro lado”. Después de recibir la respuesta parca y observar que el chofer del camión se encerraba en un mutismo extremo, el instinto indicaba que había que salir a toda prisa. Y fue la mejor decisión porque al camión regresaban dos ayudantes de aspecto bastante singular.
El motorista, por ser empleado de la empresa fabricante de alimentos, vestía uniforme. En su camisa llevaba impreso el logotipo y, además, de su cuello pendía un carnet de identificación. Pero el aspecto de sus dos acompañantes (entre los 15 y 18 años) contrastaba: los dos vestían camisetas, pantalones cortos y calzaban tenis. Uno de ellos usaba una gorra negra con la visera hacia atrás y el otro una gorra blanca en cuya parte frontal tenía bordada la silueta del exbasquetbolista de la NBA Michael Jordan, admirado por los miembros de la mara 18.
Como si fueran empleados de la empresa, con un tablero en las manos, estos dos jóvenes visitaban los negocios y anotaban los pedidos. Mientras tanto, el chofer esperaba encerrado en la cabina del camión en la calle.
Con esta estrategia, ellos matan dos pájaros de un solo tiro: se enteran sobre el volumen de ventas de la empresa en los barrios y colonias y saben cuánto vende cada pulpería. Luego, con esa información, exigen la extorsión.
La empresa propietaria de ese camión sí paga, confirmó el equipo de LA PRENSA que se adentró en ese peligroso mundo. No tiene otra opción. Ha cedido, ante los pandilleros de la 18, porque ya le han matado a dos motoristas. En los barrios de la vecina San Pedro Sula, la situación es la misma. “Yo entraba a Chamelecón en moto a recoger los pedidos. Le pagaba a la mara 18 alrededor de 500 lempiras ($21.00) al mes. Un día me interceptaron en carros, me encerraron en una casa y me obligaron a llamar a mis jefes para exigirles el pago de mil lempiras ($43.00) a la semana”, dijo un exempleado de una empresa que importa licores.
Otras formas de operar
Un menor de edad o una mujer llevan un celular de bajo costo y lo entregan al personal o dueño del negocio o empresa a la que quieren comenzar a cobrar extorsión.
Además del celular, les dejan una nota con instrucciones, a veces escrita a mano y otras incluso hecha en computadora.
“Te vamos a llamar a este teléfono que te estamos mandando para que te pongas de acuerdo en cómo nos vas a empezar a pagar. Si no contestás, pasaremos dejando muerte y dolor, y siempre vas a pagar. No hagás que nos enojemos. Está pendiente cuando te llamemos”, amenaza una de las cartas enviadas por grupos delictivos a una pequeña empresa hondureña.
Según información de la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA), este es el método que más están usando los grupos delictivos que ya están “consolidados” en el mundo de las extorsiones, como son la pandilla 18 y la mara Salvatrucha (MS-13).
A veces, antes de pasar recogiendo el pago de extorsión exigido, los pandilleros le piden a la víctima que les envíe fotos, billete por billete, del dinero que les tiene listo.
Atentados
Audios revelados por la FNA dejan al descubierto cómo ahora las pandillas tienen como objetivo extorsionar a grandes empresas.
En agosto de este año quedó expuesta la frialdad con la que actúan los grupos criminales, pues en menos de un mes cometieron dos atentados contra la empresa distribuidora de maquinaria pesada Camosa en Tegucigalpa, contra la empresa de transporte Discovery y quemaron una unidad repartidora de la empresa de Café El Indio con el fin de presionarlos a pagar el “impuesto de guerra”.
Tras las investigaciones, la FNA dio a conocer el audio en el que se escucha a pandilleros planeando extorsionar a estas empresas. En el audio del caso Camosa se escuchan las siguientes instrucciones:
“Alistame el huevito (celular barato) con todo y chip y ponémelo a cargar ahorita y el número guardalo con todo y chip para mandarlo para Camosa y después marcarles a esos majes.
Anotá el número que lleva ese teléfono y me lo mandas, oístes, para ver cómo lo hacemos llegar a Camosa o al mero bato (dueño) de Camosa, oíste, y a la hora del té necesito que hagas eso. Cargá bien ese bomper (celular) y anotá el número para que me lo mandés a ver qué pedos. Da esa vueltita y agarrá 100 varas (lempiras) y contá cuánto hay por todo”, decían los pandilleros hablando por celular. Días antes hubo un atentado contra la empresa de transporte Discovery, también en Tegucigalpa.
Por los atentados a la empresa Camosa y contra Discovery se capturó al Jaynni, de la pandilla 18, y se le acusó como autor intelectual de estos ataques. Se descubrió por los audios que él fue quien ordenó las extorsiones contra estas empresas. También se capturó a Adisson López, alias Guaraña, quien confesó haber atacado a la empresa Discovery. “La primera vez solo era el tiroteo a la Discovery, y de ahí no volví a salir para nada”, declaró Guaraña.
En otro atentado ocurrido en agosto fue incendiado un busito repartidor de Café El Indio. La FNA reveló el audio de lo hablado por celular entre los mareros responsables del ataque:
Sujeto A: ¿ Qué pedos? ¿Cómo va la onda?
Sujeto B: Ya quemamos la ondita (el busito). Ya la quemamos. A: Caletiémonos (escondámonos), caletiémonos. Usted sabe qué pedos.
Tras este atentado contra la unidad de Café El Indio se logró capturar a varios sospechosos de cometer el atentado. Entre ellos se detuvo a Everson José Espinoza Díaz y Gerson Alejandro Gómez Gutiérrez.
Tras estas capturas, la FNA destaca la ventaja que ahora les da la tecnología para rastrear e identificar a los extorsionadores.
Pérdidas cuantiosas
Las exigencias monetarias de las pandillas cada vez son más grandes y los dos sectores más afectados, según la información proporcionada a Diario LA PRENSA por la FNA, son el transporte y el comercio, para los cuales ya son impagables los cobros que les están haciendo, porque a veces llegan a pagar “impuesto de guerra” hasta a cuatro grupos delictivos diferentes.
Las estadísticas son alarmantes. Según el análisis hecho por las Cámaras de Comercio e Industrias de Honduras (Fedecámara), en la última década han cerrado unas 40,000 empresas debido al agobio de las extorsiones.
“Yo no pago. Eso lo cobran en otro lado”. Después de recibir la respuesta parca y observar que el chofer del camión se encerraba en un mutismo extremo, el instinto indicaba que había que salir a toda prisa. Y fue la mejor decisión porque al camión regresaban dos ayudantes de aspecto bastante singular.
El motorista, por ser empleado de la empresa fabricante de alimentos, vestía uniforme. En su camisa llevaba impreso el logotipo y, además, de su cuello pendía un carnet de identificación. Pero el aspecto de sus dos acompañantes (entre los 15 y 18 años) contrastaba: los dos vestían camisetas, pantalones cortos y calzaban tenis. Uno de ellos usaba una gorra negra con la visera hacia atrás y el otro una gorra blanca en cuya parte frontal tenía bordada la silueta del exbasquetbolista de la NBA Michael Jordan, admirado por los miembros de la mara 18.
Como si fueran empleados de la empresa, con un tablero en las manos, estos dos jóvenes visitaban los negocios y anotaban los pedidos. Mientras tanto, el chofer esperaba encerrado en la cabina del camión en la calle.
 Las autoridades hondureñas descubrieron un croquis en el que los pandilleros detallaban un plan para cometer una masacre por conflictos relacionados con la extorsión.
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La empresa propietaria de ese camión sí paga, confirmó el equipo de LA PRENSA que se adentró en ese peligroso mundo. No tiene otra opción. Ha cedido, ante los pandilleros de la 18, porque ya le han matado a dos motoristas. En los barrios de la vecina San Pedro Sula, la situación es la misma. “Yo entraba a Chamelecón en moto a recoger los pedidos. Le pagaba a la mara 18 alrededor de 500 lempiras ($21.00) al mes. Un día me interceptaron en carros, me encerraron en una casa y me obligaron a llamar a mis jefes para exigirles el pago de mil lempiras ($43.00) a la semana”, dijo un exempleado de una empresa que importa licores.
 Una nota revelada por la FNA muestra cómo la mara 18 exige que se le pague extorsión y usa como ejemplo para infundir terror un atentado que recién había ocurrido.
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Un menor de edad o una mujer llevan un celular de bajo costo y lo entregan al personal o dueño del negocio o empresa a la que quieren comenzar a cobrar extorsión.
Además del celular, les dejan una nota con instrucciones, a veces escrita a mano y otras incluso hecha en computadora.
“Te vamos a llamar a este teléfono que te estamos mandando para que te pongas de acuerdo en cómo nos vas a empezar a pagar. Si no contestás, pasaremos dejando muerte y dolor, y siempre vas a pagar. No hagás que nos enojemos. Está pendiente cuando te llamemos”, amenaza una de las cartas enviadas por grupos delictivos a una pequeña empresa hondureña.
 Una carta revelada por la FNA muestra la extorsión exigida por la mara 18. En la nota además de amenazar con matar a quien no pague se exige a la víctima que les envíe foto del pago que les va a entregar.
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A veces, antes de pasar recogiendo el pago de extorsión exigido, los pandilleros le piden a la víctima que les envíe fotos, billete por billete, del dinero que les tiene listo.
Atentados
Audios revelados por la FNA dejan al descubierto cómo ahora las pandillas tienen como objetivo extorsionar a grandes empresas.
En agosto de este año quedó expuesta la frialdad con la que actúan los grupos criminales, pues en menos de un mes cometieron dos atentados contra la empresa distribuidora de maquinaria pesada Camosa en Tegucigalpa, contra la empresa de transporte Discovery y quemaron una unidad repartidora de la empresa de Café El Indio con el fin de presionarlos a pagar el “impuesto de guerra”.
 El 30 de agosto de este año, extorsionadores quemaron un busito de la empresa Café El Indio en Tegucigalpa. Por este atentado se capturó a Everson Espinoza Díaz y Gerson Gómez Gutiérrez.
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“Alistame el huevito (celular barato) con todo y chip y ponémelo a cargar ahorita y el número guardalo con todo y chip para mandarlo para Camosa y después marcarles a esos majes.
Anotá el número que lleva ese teléfono y me lo mandas, oístes, para ver cómo lo hacemos llegar a Camosa o al mero bato (dueño) de Camosa, oíste, y a la hora del té necesito que hagas eso. Cargá bien ese bomper (celular) y anotá el número para que me lo mandés a ver qué pedos. Da esa vueltita y agarrá 100 varas (lempiras) y contá cuánto hay por todo”, decían los pandilleros hablando por celular. Días antes hubo un atentado contra la empresa de transporte Discovery, también en Tegucigalpa.
Por los atentados a la empresa Camosa y contra Discovery se capturó al Jaynni, de la pandilla 18, y se le acusó como autor intelectual de estos ataques. Se descubrió por los audios que él fue quien ordenó las extorsiones contra estas empresas. También se capturó a Adisson López, alias Guaraña, quien confesó haber atacado a la empresa Discovery. “La primera vez solo era el tiroteo a la Discovery, y de ahí no volví a salir para nada”, declaró Guaraña.
 En menos de un mes, Camosa fue atacada dos veces por extorsionadores. Fue en agosto de este año. Por el atentado fue capturado el Jaynni, vinculado también al ataque a la Discovery.
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Sujeto A: ¿ Qué pedos? ¿Cómo va la onda?
Sujeto B: Ya quemamos la ondita (el busito). Ya la quemamos. A: Caletiémonos (escondámonos), caletiémonos. Usted sabe qué pedos.
Tras este atentado contra la unidad de Café El Indio se logró capturar a varios sospechosos de cometer el atentado. Entre ellos se detuvo a Everson José Espinoza Díaz y Gerson Alejandro Gómez Gutiérrez.
Tras estas capturas, la FNA destaca la ventaja que ahora les da la tecnología para rastrear e identificar a los extorsionadores.
 El 3 de agosto de este año fue atacada la empresa Discovery. Por este atentado se atrapó al Jaynni, y también a Adisson López, alias Guaraña.
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Las exigencias monetarias de las pandillas cada vez son más grandes y los dos sectores más afectados, según la información proporcionada a Diario LA PRENSA por la FNA, son el transporte y el comercio, para los cuales ya son impagables los cobros que les están haciendo, porque a veces llegan a pagar “impuesto de guerra” hasta a cuatro grupos delictivos diferentes.
Las estadísticas son alarmantes. Según el análisis hecho por las Cámaras de Comercio e Industrias de Honduras (Fedecámara), en la última década han cerrado unas 40,000 empresas debido al agobio de las extorsiones.
