Unos 467 privados de libertad que guardaban prisión en el centro penal de barrio Ingles de esta ciudad, fueron trasladados a otros recintos del país la noche del jueves.
La acción tomó por sorpresa a los familiares quienes se reunieron en las afueras del edificio y exigían saber a donde iban a ser llevados. Algunas personas hasta se desmayaron y otras lloraban al saber que ya no iban a tener cerca a sus seres queridos.
Al momento de ser trasladados no se les brindó información a los familiares hacia.
“Tengo un hijo aquí y anoche se los llevaron y todavía no sabemos hacia adonde. Dijeron que después nos iban avisar para poder verlo”, manifestó María Gutiérrez.
“Se los llevaron y no supimos adonde. El director del penal dijo que nos iba avisar para que pudiéramos visitarlos”, apuntó por su parte María Villafranca.
Belinda Martínez de la junta local del Comité Nacional de Prevención contra la Tortura, Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes de Honduras (Conaprev), llegó al lugar para constatar el traslado.
“Hemos venido trabajando con los centros penales y queremos que se respeten sus derechos y como será el traslado de sus pertenencias. Estamos sorprendidos por el traslado repentino igual que todos los familiares quienes están angustiados”.
Autoridades de la Policía Militar del Orden Público y del Instituto Nacional Penitenciario (INP), informaron que 263 reclusos fueron trasladados a la granja de El Porvenir, Atlántida, 112 a Támara y 71 a Siria en Francisco Morazán. Asimismo 17 a cárceles de máxima seguridad ubicadas en Morocelí, Paraíso 3 a Ilama en Santa Bárbara y 1 a Olanchito en Yoro.
“El edificio se va a clausurar y se le va a a entregar a las autoridades de La Ceiba. Vamos a iniciar un proceso de limpieza para entregarlo limpio. A cada familiar de los privados de libertad se atenderán para decirles hacia adonde fueron trasladados sus seres queridos”, dijo el capitán Ventura director del centro penal de La Ceiba.
Bomba de tiempo
Varias inspecciones que se han realizado en las instalaciones penitenciarias de La Ceiba, concluyeron que el edificio no reúne las condiciones para alojar a los reos.
El edificio tiene alrededor de 115 años y no se han hecho mejoras mayores. Se construyó para una capacidad de 180 reclusos; sin embargo contaba con más de 467 personas que vivían en hacinamiento.
Autoridades locales y varios sectores de La Ceiba llevaban varias décadas exigiendo sacar el presidio del centro.