El Progreso, Honduras.
“Tenemos varios días que a la llave apenas llega un chorrito de agua, en varias ocasiones hasta con lodo”, dijo Carmen Guillén, vecina del barrio San Francisco de El Progreso.
Su vivienda es una de las casi 4,000 de esta ciudad que sufren desde junio pasado un severo racionamiento por parte del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Sanaa). En total son cerca de 10 barrios y colonias afectadas.
Óscar Paguada, gerente noroccidental de ese ente estatal, explicó que el problema se debe a que el río Pelo, principal afluente de captación del agua que distribuyen a la zona antes mencionada, está seco y eso provoca la falta de ese recurso que luego de ser tratado en una planta es enviado a los abonados.
“Este es el resultado de la imparable deforestación a la que es sometida la montaña Mico Quemado, donde nacen un aproximado de 24 fuentes que no solo abastecen a El Progreso, sino a decenas de comunidades de los municipios de Santa Rita y El Negrito”, apuntó.
Cerca de 24 juntas administradoras de agua en La Perla del Ulúa han pedido urgentemente a la Municipalidad y el Gobierno acciones para frenar la siembra de palma y otros cultivos.
En estos momentos, la situación es rescatable, pero si no se toman medidas se volvería peor.
Al igual que río Pelo, el resto de quebradas en la zona rural -que son nueve en total- están secas.
Eso agudiza la escasez del líquido y obliga a sus habitantes a construir pozos artesanales de malacate.
Desde esta semana, militares y policías han redoblado esfuerzos para evitar el daño en Mico Quemado y castigar a depredadores.
“Tenemos varios días que a la llave apenas llega un chorrito de agua, en varias ocasiones hasta con lodo”, dijo Carmen Guillén, vecina del barrio San Francisco de El Progreso.
Su vivienda es una de las casi 4,000 de esta ciudad que sufren desde junio pasado un severo racionamiento por parte del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Sanaa). En total son cerca de 10 barrios y colonias afectadas.
Óscar Paguada, gerente noroccidental de ese ente estatal, explicó que el problema se debe a que el río Pelo, principal afluente de captación del agua que distribuyen a la zona antes mencionada, está seco y eso provoca la falta de ese recurso que luego de ser tratado en una planta es enviado a los abonados.
“Este es el resultado de la imparable deforestación a la que es sometida la montaña Mico Quemado, donde nacen un aproximado de 24 fuentes que no solo abastecen a El Progreso, sino a decenas de comunidades de los municipios de Santa Rita y El Negrito”, apuntó.
Cerca de 24 juntas administradoras de agua en La Perla del Ulúa han pedido urgentemente a la Municipalidad y el Gobierno acciones para frenar la siembra de palma y otros cultivos.
En estos momentos, la situación es rescatable, pero si no se toman medidas se volvería peor.
Al igual que río Pelo, el resto de quebradas en la zona rural -que son nueve en total- están secas.
Eso agudiza la escasez del líquido y obliga a sus habitantes a construir pozos artesanales de malacate.
Desde esta semana, militares y policías han redoblado esfuerzos para evitar el daño en Mico Quemado y castigar a depredadores.