14/12/2025
11:14 PM

La catedral de San Pedro relata el hallazgo de la Virgen de Suyapa

Un mural de Rolando Rodríguez (Sambo) es la primera pieza pictórica que resume una de las historias más importantes de Honduras.

San Pedro Sula, Honduras.

Cuando los últimos rayos del sol desaparecieron detrás de las montañas, Alejandro Colindres y su primo Lorenzo Martínez (8 años) tomaron las herramientas de labranza y, después de dar gracias a Dios por la jornada recién concluida, comenzaron a caminar de regreso a casa sin sospechar que sus nombres se empotrarían en la historia.

A medida que avanzaban por los caminos serpenteados, la oscuridad cubría totalmente el paisaje. Extenuados por la extensa jornada en la milpa, y en medio de la niebla, les era difícil continuar el retorno a la aldea de Suyapa.

Cuando llegaron a las riberas de la quebrada del Piligüín, Alejandro y Lorenzo frenaron la caminata y buscaron un lugar despejado para acostarse con la idea de que el sueño resultara confortable.

Esa noche de principios de febero de 1747, hace 271 años exactamente, Alejandro, cuando ya estaba acostado, sintió que en el suelo había un objeto que le causaba molestias en su espalda.

“Al poner su pesada espalda sobre el duro lecho sintió que un bultito le impedía desplomarse llanamente, procuró quitarlo y al tomarlo en la mano notó que era un pequeño objeto, iba a arrojarlo lejos de sí cuando advirtió que despedía un agradable perfume, algo semejante al incienso, y cerciorándose de la realidad guardó el misterioso objeto en su bolsillo, deseando vivamente averiguar su clase, porque las densas nieblas le impedían saciar su curiosidad”, escribió un día el extinto sacerdote Rafael Moreno.

Todos los días, decenas de católicos oran frente al mural de Sambo. Fotos: Franklyn Muñoz
Cuando llegaron los primeros rayos del sol, Alejandro y Lorenzo se llevaron la sorpresa más grande de su vida: el objeto misterioso era la imagen miniatura de la madre de Jesucristo que, horas más tarde, llenó de regocijo a los habitantes de la aldea.

Dos siglos después, el Papa Pío XI proclamó la imagen como el símbolo de la principal patrona de Honduras, Nuestra Señora de Suyapa.

Esta historia, que tiene al menos dos versiones, ahora está resumida en un mural de cinco metros de alto por cuatro de ancho pintado por Rolando Rodríguez, conocido como Sambo, dentro de la Catedral de San Pedro Sula.

“Esta historia tiene varios matices, algunas personas que la cuentan difieren porque no hay un manuscrito. La historia está basada en relatos que han contado a lo largo del tiempo. Para hacer este mural me basé en el relato más fidedigno que la Iglesia apoya”, explica Rodríguez sobre la fuente considerada para la creación del acrílico.

Después de dos meses de investigación sobre lo ocurrido en esa mañana de un día de 1747, Rodríguez esbozó el mural y lo presentó ante las autoridades eclesiales (monseñor Ángel Garacha y el parróco de ese entonces José Antonio Canales) e integrantes del Comité de Estética Litúrgica de la Catedral de San Pedro Sula.

Rolando Rodríguez de espaldas al mural de San Judas Tadeo.
“Alejandro Colindres y Lorenso Martínez eran labradores, campesinos, y, en el mural, están en una milpa. Como eran campesinos, pensé en el tipo de vestimenta usada en aquel tiempo. Según la historia, usaban mucho la manta”, arguye el pintor al explicar sobre la iconografía.

Rodríguez dice que los personajes de la historia, ahora en el mural, “no vestían ropa nítida, blanca, porque trabajaban en el campo. Calzaban sandalias de cuero, porque no había zapatos”.

“La historia dice que el hecho tomó lugar cerca de un riachuelo. En el mural incluí el riachuelo, una milpa e insinué un pueblo, Santa Lucía. También las herramientas”, dice. “La historia no habla de que el adulto y el niño eran indígenas, eran un tanto mestizos”.

Para Rodríguez, quien es católico, convertir una de las historias más valiosas de feligreses en mural representó “una gran responsabilidad porque uno puede crear la imagen definitiva de la historia”.

Sambo también pintó en la Catedral un mural de la Virgen de Guadalupe (México) y otro de San Judas Tadeo.