Tegucigalpa, Honduras.
Puede llover o hacer frío en la capital, eso no importa. Los católicos llegan de todas partes de Honduras para contemplar a la madre de Jesucristo, a María, reflejada en la pequeña imagen de la Virgen de Suyapa.
En extensas filas, los feligreses aguardan mientras llega el turno para entrar a la basílica de Suyapa y poder adorar a la Virgen.
Después de este rito duermen dentro del templo para luego participar en la celebración de la alborada.
Durante la fiesta religiosa en la aldea de Suyapa, donde está el santuario, también hay mucha actividad económica generada por pequeños comerciantes que venden pequeñas esculturas con la imagen de la patrona, rosarios, velas.
Puede llover o hacer frío en la capital, eso no importa. Los católicos llegan de todas partes de Honduras para contemplar a la madre de Jesucristo, a María, reflejada en la pequeña imagen de la Virgen de Suyapa.
En extensas filas, los feligreses aguardan mientras llega el turno para entrar a la basílica de Suyapa y poder adorar a la Virgen.
Después de este rito duermen dentro del templo para luego participar en la celebración de la alborada.
Durante la fiesta religiosa en la aldea de Suyapa, donde está el santuario, también hay mucha actividad económica generada por pequeños comerciantes que venden pequeñas esculturas con la imagen de la patrona, rosarios, velas.