Tegucigalpa, Honduras
El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez dijo el domingo que el país está lleno de 'odio' y que necesita cambiar de rumbo porque 'el futuro del mundo no está en una vida sin Dios y sin referencia a los valores del evangelio'.
'Nuestra Honduras está enferma, está enferma de odio. No podemos seguir así, el odio solo engendra más odio y violencia, no podemos seguir repitiendo la página horrible de un hermano que mata a su hermano, la página de Caín y Abel, todos somos hijos de Dios', enfatizó Rodríguez.
El clérigo comentó sobre el odio en su país al referirse al asesinato, la semana pasada, de un abogado hondureño que llevaba la defensa de una diputada ante el Parlamento y tres familiares suyos implicados en un presunto fraude contra el Estado a través de una supuesta venta de fármacos a la Secretaría de Salud.
Agregó que 'Honduras es de todos' y que 'no cabe la ideología del pensamiento único'.
'Podemos pensar de distinta manera, pero eso no significa que somos enemigos y que hay que eliminar a otro, la vida es sagrada, solo Dios es dueño de la vida', indicó Rodríguez durante la homilía dominical en la catedral de Tegucigalpa.
En su opinión, 'Honduras necesita una nueva orientación y un cambio de rumbo'.
Señaló además que un sistema económico sin entrañas es germen de injusticia y de sufrimiento para muchos seres humanos, y que a la crisis económica de Honduras se añade el drama de los pobres migrantes.
El también arzobispo de Tegucigalpa considera que en el presente siglo el mundo no abre los brazos a los inmigrantes, sino que al contrario, 'edifica muros en todas partes' emulando la edad media, cuando se levantaban 'ciudades amuralladas para no recibir a nadie'.
El cardenal lamentó la crisis económica que afecta a los jóvenes emigrantes hondureños, lo que les obliga a abandonar el país y recalcó que 'estamos llamados a vivir en la gratuidad y en la confianza, no solo vivir pendientes de la rentabilidad'.
Rodríguez expresó que si en Honduras hay voluntad de hacer cambios para combatir la corrupción y que haya justicia, eso se puede lograr pero sin gritos, violencia y odio.
'¿Qué ganamos con vandalismo por las calles?', preguntó el prelado en alusión a una protesta del pasado viernes en la que presuntos miembros del Frente Nacional de Resistencia Popular, que tiene entre sus líderes al expresidente Manuel Zelaya, derrocado en 2009, rompieron cristales de dos medios de comunicación.
Agregó que en lugar de destruir, los hondureños se deberían dedicar a edificar con el amor, el diálogo y el respeto mutuo.
'¿Hasta cuándo vamos a seguir observando el tiempo mal gastado e insultante de los que no respetan a su prójimo y utilizan las redes sociales para denigrar, matar el nombre y la fama de los demás y, en fin de cuentas, sembrar odio? Eso es complicidad con el mal', acotó. ACAN-EFE
El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez dijo el domingo que el país está lleno de 'odio' y que necesita cambiar de rumbo porque 'el futuro del mundo no está en una vida sin Dios y sin referencia a los valores del evangelio'.
'Nuestra Honduras está enferma, está enferma de odio. No podemos seguir así, el odio solo engendra más odio y violencia, no podemos seguir repitiendo la página horrible de un hermano que mata a su hermano, la página de Caín y Abel, todos somos hijos de Dios', enfatizó Rodríguez.
El clérigo comentó sobre el odio en su país al referirse al asesinato, la semana pasada, de un abogado hondureño que llevaba la defensa de una diputada ante el Parlamento y tres familiares suyos implicados en un presunto fraude contra el Estado a través de una supuesta venta de fármacos a la Secretaría de Salud.
Agregó que 'Honduras es de todos' y que 'no cabe la ideología del pensamiento único'.
'Podemos pensar de distinta manera, pero eso no significa que somos enemigos y que hay que eliminar a otro, la vida es sagrada, solo Dios es dueño de la vida', indicó Rodríguez durante la homilía dominical en la catedral de Tegucigalpa.
En su opinión, 'Honduras necesita una nueva orientación y un cambio de rumbo'.
Señaló además que un sistema económico sin entrañas es germen de injusticia y de sufrimiento para muchos seres humanos, y que a la crisis económica de Honduras se añade el drama de los pobres migrantes.
El también arzobispo de Tegucigalpa considera que en el presente siglo el mundo no abre los brazos a los inmigrantes, sino que al contrario, 'edifica muros en todas partes' emulando la edad media, cuando se levantaban 'ciudades amuralladas para no recibir a nadie'.
El cardenal lamentó la crisis económica que afecta a los jóvenes emigrantes hondureños, lo que les obliga a abandonar el país y recalcó que 'estamos llamados a vivir en la gratuidad y en la confianza, no solo vivir pendientes de la rentabilidad'.
Rodríguez expresó que si en Honduras hay voluntad de hacer cambios para combatir la corrupción y que haya justicia, eso se puede lograr pero sin gritos, violencia y odio.
'¿Qué ganamos con vandalismo por las calles?', preguntó el prelado en alusión a una protesta del pasado viernes en la que presuntos miembros del Frente Nacional de Resistencia Popular, que tiene entre sus líderes al expresidente Manuel Zelaya, derrocado en 2009, rompieron cristales de dos medios de comunicación.
Agregó que en lugar de destruir, los hondureños se deberían dedicar a edificar con el amor, el diálogo y el respeto mutuo.
'¿Hasta cuándo vamos a seguir observando el tiempo mal gastado e insultante de los que no respetan a su prójimo y utilizan las redes sociales para denigrar, matar el nombre y la fama de los demás y, en fin de cuentas, sembrar odio? Eso es complicidad con el mal', acotó. ACAN-EFE
