A menos de dos semanas de haber llegado al poder en México, Felipe Calderón lanzó un ambicioso operativo destinado a acabar con los ajustes de cuentas de bandas de narcotráfico en Michoacán, el estado más violento del país, y cumplir así su promesa de combatir la inseguridad.
“Conforme al compromiso del Presidente, busca poner toda la fuerza del Estado en este combate a la inseguridad y, sobre todo, al crimen organizado, que es la prioridad de gobierno”, dijo ayer el procurador Eduardo Medina al explicar los alcances de la denominada “Operación Conjunta Michoacán”.
Compromiso
Al asumir la presidencia de México el pasado 1 de diciembre, Calderón estableció como pilares de su gobierno el combate a la inseguridad, a la pobreza y la generación de empleos.
Michoacán, ubicado en la costa del Pacífico mexicano, se convirtió en el 2006 en el estado más violento de México con más de 500 ejecuciones y 13 espeluznantes decapitaciones por ajustes de cuentas entre bandas.