16/01/2025
06:00 AM

Burnout, el síndrome silencioso que afecta a muchos hondureños

Después de la pandemia, un creciente número de hondureños ha tenido que buscar ayuda psicológica debido al sufrimiento de estrés crónico.

San Pedro Sula, Honduras

Después de la pandemia, en un contexto marcado por el auge de las redes sociales y las limitaciones económicas, un creciente número de hondureños ha tenido que buscar ayuda psicológica debido al síndrome de burnout.

Dafhne Izaguirre, máster en psicología clínica y de la salud por la Universidad Europea del Atlántico de España, dice que decenas de personas, después de padecer estrés crónico, se enteran hasta cuando llegan a donde un psicólogo que sufren burnout, o síndrome de agotamiento profesional, coloquialmente conocido como síndrome del trabajador quemado.

Aumento de estrés laboral afecta a 7 de cada 10 personas

Izaguirre, certificada en terapia EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing, Desensibilización y Reprocesamiento mediante Movimientos Oculares), explica que el burnout es un estado de agotamiento emocional, mental y físico causado por el estrés prolongado comúnmente en el entorno laboral. Este síndrome no solo afecta el rendimiento en el trabajo, sino también la salud y bienestar general de la persona.

¿Observa más personas con estrés? Cuáles son las causas.

Me gustaría empezar comentando que el estrés es un estado de alerta o tensión, que es totalmente natural en el ser humano. Unas dosis de estrés nos activan, nos vuelven alerta y nos permiten accionar con soluciones ante las situaciones difíciles. El problema viene por lo que nos inculcan en nuestra sociedad actual, nos invitan a hacer y obtener todo de manera inmediata, el ser humano cada vez tiene más presiones y esto genera mayor tensión en su vida.

Las exigencias del ambiente, combinadas con la percepción que tiene alguien sobre las cosas, pueden generar que se experimente niveles aún más altos de estrés. Cada situación, ya sea positiva o negativa, tiene el potencial de estresarnos. Positiva como una boda, un nuevo trabajo puede generar unas dosis manejables de estrés, así como situaciones negativas como una enfermedad, perder un trabajo, una separación, etc.

Según el tiempo va pasando, nos vamos encontrando más personas padeciendo de un estrés crónico o prolongado, este puede ser dañino para la salud de la persona. Pues el cuerpo no está diseñado para vivir en constante e interminable estrés por meses o años. Idealmente deberíamos experimentar dosis de estrés, solucionar el conflicto y volver a la calma. Cosa que cada vez se nos permite menos, pues hay mucho que debe hacerse a diario.

Dafhnee Izaguirre, máster en psicología clínica y de la salud por la Universidad Europea del Atlántico de España. Es psicóloga del centro de salud metal Avante de San Pedro Sula.

La causa sería cualquier situación positiva o negativa, que despierte en la persona una respuesta de alerta o tensión. Cómo percibe el problema (como amenaza, como reto, como bendición, etc) puede aumentar o disminuir los niveles de estrés. Muy comúnmente estas causas son exigencias internas (perfeccionismo) o externas (trabajo, enfermedades, problemas económicos, conflictos de pareja o familiares, inseguridad, etc).

¿La adicción a redes sociales provoca estrés?

Sí, las redes sociales pueden ser una fuente de estrés importante, especialmente en los más jóvenes, como la población adolescente, pero esto no significa que adultos no puedan caer en este tipo de adicción. El uso excesivo de redes sociales puede llevar a una sobreestimulación mental y emocional, que puede afectar el estado de ánimo e inclusive la autoestima de la persona.

Uno de los mayores problemas es la comparación constante que promueven las redes sociales, generan que las personas se enfoquen en la vida de otras personas y generan la sensación de tener que equipararse a lo que hacen sus contactos, conocidos o ídolos como artistas o influencers. Además, puede generar sobrecarga de información e inclusive la sensación de “no querer perderse nada”. Este último podría generar el deseo de estar todo el tiempo conectado e inclusive repercutir en las horas de sueño de la persona, afectando su rendimiento los días posteriores. Otro punto que podría influir respecto a la comparación es querer hacer actividades u obtener cosas que podrían no lograrse fácilmente, obligándole a sentirse “fracasado” o “inferior” por no acceder a estos lujos que pueden ser desde viajes lujosos, tener parejas perfectas, estilos de vida de alto costo o que en apariencia deben verse “perfectas” sin saber realmente si eso es real; cuerpos estandarizados en los “ideales de belleza”, etc.

¿Cómo se manifiesta el estrés crónico en una persona?

El estrés crónico ocurre cuando una persona se encuentra bajo una tensión constante sin suficientes períodos de relajación, puede tener efectos profundos y duraderos en el cuerpo y la mente. Entre ellos podemos categorizarlos como síntomas físicos, emocionales y cognitivos. Estos síntomas varían de persona en persona.

Síntomas físicos: dolor de cabeza persistente (especialmente tensional o migrañoso), tensión muscular y dolor (contracturas en áreas como cuello, hombros y espalda, también puede causar dolor crónico), problemas gastrointestinales (como el síndrome del intestino irritable, úlceras, reflujo ácido, diarrea o estreñimiento crónicos), problemas crónicos de sueño (insomnio, despertares frecuentes o sueño no reparador, lo que provoca fatiga constante. Este punto es fundamental, pues al no dormir bien, la persona tendrá repercusiones emocionales y esto aumenta el malestar o incomodidad). Debilitamiento del sistema inmunológico (propensión a enfermarse frecuentemente, ya que el estrés afecta las defensas naturales del cuerpo). Cambios en el apetito (desde comer en exceso especialmente azúcares, carbohidratos y comidas procesadas hasta pérdida de apetito, lo que puede llevar a fluctuaciones en el peso), aumento de la presión arterial y riesgo de enfermedades cardiovasculares (el estrés crónico puede contribuir a la hipertensión y aumentar el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares). Síntomas emocionales: irritabilidad y cambios de humor (frecuentes explosiones de ira o irritabilidad sin motivo aparente, así como una tendencia a sentirse “deprimido”), ansiedad constante (sensación de preocupación constante y un estado de alerta elevado), depresión (sentimientos de tristeza profunda, falta de motivación o pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban), sentimientos de impotencia o desesperanza (percibir que la situación no cambiará, lo cual afecta la capacidad de buscar soluciones.), falta de interés/motivación o anhedonia (dificultad para experimentar placer o interés en actividades sociales o recreativas). Síntomas cognitivos: problemas de memoria (olvidos frecuentes y dificultad para recordar detalles debido al agotamiento mental), dificultad para concentrarse (distracciones frecuentes y problemas para enfocarse en tareas específicas), pesimismo (tendencia a interpretar situaciones de forma negativa). Síntomas conductuales: aislamiento social (retraimiento o evitación de interacciones sociales, ya que la persona puede sentirse abrumada por los compromisos o emociones), uso excesivo de sustancias (aumento en el consumo de alcohol, tabaco o medicamentos para manejar la falta de sueño).

¿Qué ocurre si una persona con alto nivel de estrés no busca ayuda profesional?

Idealmente, deberíamos trabajar en la prevención, con la cual la persona aprenda a manejar el estrés cuando aún es fácil. Pero es muy común encontrarnos que las personas buscan la ayuda cuando están en un estado severo de salud emocional o física. La búsqueda de un profesional de la salud mental es muy beneficioso para conocerse mejor, entender sus detonantes, aprender a manejar sus pensamientos negativos, aprender técnicas de relajación e inclusive aprender a darse permiso de relajarse, lo cual muchas veces es uno de los problemas que encontramos en consulta, también a distribuir responsabilidades y a manejar de maneras sanas el estrés.

En caso de no recurrir en busca de ayuda profesional, puede haber un empeoramiento de la sintomatología y generarse inclusive un síndrome del burnout (este a nivel laboral). Si la persona tiene los recursos necesarios para afrontar la situación, podría salir de ello sin ayuda profesional, de lo contrario, en caso de no tener idea como salir de dicha situación o si se han intentado muchas formas y no ha logrado solucionarse, sería aconsejable buscar ayuda profesional.

¿Llegan a los consultorios más personas con el síndrome del quemado (burnout)?

Sí, nos encontramos personas que tienen problemas de estrés en sus diferentes estadios. El burnout es el estado más complicado, no todas las personas llegan a este estado, pero sí todos somos propensos. El burnout o síndrome de agotamiento profesional es un estado de agotamiento emocional, mental y físico causado por el estrés prolongado comúnmente en el entorno laboral. Este síndrome no solo afecta el rendimiento en el trabajo, sino también la salud y bienestar general de la persona. Las personas que padecen del burnout se sienten agotadas, emocional y físicamente, muchas veces puede confundirse con un trastorno del estado de ánimo como depresión. Esto pasa porque ambas afecciones generan en la persona fatiga, falta de motivación, problemas de sueño, dificultad para concentrarse e inclusive baja autoestima.

En el caso del burnout, se genera después de un período largo, meses o años, de estar padeciendo estrés crónico, algunas profesiones como las áreas de la salud (enfermeros, doctores, psicólogos, psiquiatras, etc) son muy propensas a desarrollar este tipo de problema.

Desde la pandemia 2019, la cultura laboral ha cambiado grandemente, generando que la tecnología abra brechas, pero también rompa límites entre lo laboral y la vida personal. Hoy en día, muchas personas llegan a casa en horarios post laborales y siguen trabajando, recibiendo llamadas y no dedican tiempo al descanso. Este tipo de prácticas pueden repercutir a largo plazo, generando altos niveles de estrés y en casos extremos un síndrome del burnout. Los síntomas que lo diferencian de la depresión son la despersonalización o cinismo, distanciamiento emocional (sentirse desconectado del trabajo y de las personas en el entorno laboral), cinismo o negatividad (actitud negativa hacia el trabajo, los colegas o incluso hacia uno mismo. Esto puede manifestarse como una visión pesimista o crítica de las tareas laborales y del entorno), falta de motivación (pérdida del entusiasmo y de la satisfacción con el trabajo. Las tareas que antes eran gratificantes pueden llegar a sentirse insignificantes o como una carga pesada).

¿Estas personas están más expuestas a padecer algún tipo de cáncer?

Sí, se dice que el estrés abre la puerta a enfermedades crónicas. Ya que el estrés crónico puede generar a largo plazo un estado de inflamación en el cuerpo, propiciando que los órganos (especialmente si hay genética) puedan caer en enfermedades como hipertensión, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, problemas digestivos crónicos, enfermedades autoinmunes y problemas de salud mental como la depresión y los trastornos de ansiedad. Además, puede afectar las relaciones personales y el rendimiento en el trabajo o los estudios. Para manejar el estrés crónico, es fundamental implementar prácticas de autocuidado como la meditación, el ejercicio regular, una dieta.