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Mente Sana

El 42% de los hondureños con empleo padece estrés y sus efectos

Es el mal de los ocupados y la causa de muchas enfermedades como crisis de hipertensión arterial y el llamado síndrome de Takosubo o del corazón roto

Foto: LA PRENSA

Hay tres tipos de estrés: agudo, agudo episódico y crónico.

lun 2 de septiembre de 2024

5 min. de lectura

Diana Elizabeth Vásquez Guillén tiene 33 años, vive en La Ceiba, es diseñadora gráfica y profesora de idiomas con alumnos en todo el mundo. Melissa Rodríguez, de 25 años, radica en Tegucigalpa, tiene una licenciatura en Mercadotecnia y otra en Diseño Gráfico y es gerente de ventas en un próspero negocio familiar.

Lila Marié Andara tiene 24 años, es gerente de mercadeo en el hotel resort más prestigioso de Comayagua.

Las tres, en puntos muy distantes de Honduras, están en lo mejor de sus carreras, pero conviven con un enemigo silencioso: el estrés.

“Sufro estrés. Tengo síntomas físicos, como alergias, colon irritable, migrañas, aprieto los dientes al dormir”, comparte Andara.

“Sí, sufro de estrés. Esto se debe a las responsabilidades familiares, el trabajo y los estudios. Sé que estoy estresada porque, además de experimentar migrañas, recientemente se me inflama el nervio ciático, lo que provoca una sensación de hormigueo en mi pierna izquierda”, dice de su lado Vásquez. Luego, Rodríguez añade: “El nivel de estrés que manejo se debe a proyectos y las clases de la universidad. Me da ansiedad, migraña y ataques de alergia en mi cara”.

Ellas tres, que a la par de sus ocupaciones cursan su maestría, son el fiel reflejo de la realidad que enfrentan casi la mitad de los hondureños ocupados, los que producen y dinamizan la actividad económica del país. De acuerdo con el Boletín Laboral 2024, elaborado por el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), hasta el año pasado 3,639,092 hondureños tenían un trabajo. Establecer cuántos sufren de estrés es difícil, pero el Informe sobre el Estado del Lugar de Trabajo a nivel mundial (State of the Global Workplace 2024 Report) podría dar un panorama. La firma encuestadora Cid Gallup cada año realiza a escala global una medición sobre los entornos labores. En ese informe, el 42% de los hondureños empleados (objeto del análisis) sufren estrés.

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Para ese metaanálisis, Gallup indagó en más de 183,000 unidades de negocio en 53 industrias y 90 países; entre ellos, Honduras.

De acuerdo con la Asociación Mundial de Psiquiatría, la mayoría de países latinoamericanos dedican menos del 2% de su presupuesto total de salud a los trastornos mentales.

Sobre el particular se añade: “En el informe sobre el estado del lugar de trabajo mundial de este año, el 41% de los empleados afirman experimentar “mucho estrés”. Sin embargo, el estrés varía significativamente dependiendo de cómo se gestionan los organismos. Quienes trabajan en empresas con malas prácticas de gestión (activamente desconectados) tienen casi un 60% más de probabilidades de sufrir estrés que las personas que trabajan en entornos con buenas prácticas de gestión (comprometidos). De hecho, los empleados que trabajan bajo mala dirección reportan experimentar “mucho estrés”, aproximadamente un 30% más frecuentemente que los desempleados.

Cuidado con el estrés

Sin lugar a discusión, pese a su origen subjetivo, el estrés encabeza la lista de desencadenantes de muchísimas enfermedades, las cuales impactan en órganos vitales para la supervivencia, como el cerebro y el corazón, y muchos más. El doctor Gustavo A. Moncada-Paz, cardiólogo clínico, intervencionista, docente e investigador, fue amplio al explicar al equipo de LA PRENSA Premium sobre el estrés y sus consecuencias. Señaló que habitualmente se denomina estrés a un estado emocional alterado, caracterizado por sentimientos de inquietud o angustia frente a situaciones del presente, generadores de incertidumbre e inseguridad.

Afirma que desde tiempos pretéritos, los filósofos griegos postularon la indivisibilidad del cuerpo y la mente: “Mente sana, cuerpo sano”; lo contrario a eso también es cierto, de tal manera que el bienestar emocional se ve afectado por la existencia de cualquier enfermedad.

“Si el bienestar emocional está perturbado, esto puede manifestarse en malestar físico (somatización). Existe una constelación de manifestaciones físicas o somáticas vinculadas al estrés, pudiendo afectar casi cualquier órgano o sistema. Algunos comunes son sensación de opresión en el pecho y la percepción subjetiva de dificultad para respirar (disnea). Trastornos del sistema digestivo como diarrea o estreñimiento, náuseas e incluso vómitos. Trastornos cutáneos (prurito o picazón). Y también pueden desencadenar episodios agudos de asma bronquial, colon irritable, gastritis, entre otros”.

Para el tratamiento de trastornos mentales, los recursos humanos de la región son escasos: menos de dos psiquiatras y tres psicólogos por cada 100,000 personas.

Para el doctor Moncada, las causas del estrés son múltiples y ciertamente cualquier cosa puede causarlo.

Sin embargo, las causas habituales son problemas económicos y los de convivencia familiar, problemas de salud, en el trabajo y la inseguridad.

El estrés y el corazón

Ya de lleno en su especialidad, el médico reconoció que el corazón sufre grandes impactos a causa del estrés.

¿Puede el estrés derivar en problemas o ataques cardiacos?, le consultamos, y así respondió: “Afirmativo”. El corazón es uno de los órganos de choque que con mayor frecuencia suele ser afectado. De allí, la enorme aura de romanticismo en torno al corazón”.

Y esto lo explicó con un ejemplo. “En la actualidad se reconoce una condición médica llamada síndrome de Takosubo o del corazón roto, en el cual el corazón puede experimentar una alteración muy similar a la de un infarto agudo del miocardio, pero de carácter transitorio, y que requiere de la experticia del cardiólogo.

También, el estrés puede desencadenar crisis de hipertensión arterial, episodios de angina de pecho, arritmias cardiacas, entre otras condiciones. Y repreguntamos: ¿la presión arterial también se ve afectada por el estrés?

“Ciertamente, la presión arterial es grandemente influenciada por el estado emocional. El estrés es una de las causas más frecuentes de crisis hipertensivas. Por lo tanto, tanto el paciente como el médico tratante deben tener en consideración esta situación, ya que posiblemente el paciente no requiera modificaciones al tratamiento, sino abordar las causas del estrés de manera pronta e inteligente”.

Sobrellevar el estrés es algo que para la mayoría de las personas pareciera imposible de lograr, admite el cardiólogo, pero se logra.

“No es un proceso igual para todo el mundo, pues existen factores diferenciadores como el carácter y personalidad, la educación, la red social a la que se pertenece, las expectativas y metas de vida, las experiencias vividas, en fin. Es claro que la respuesta del ser humano frente a los retos de la vida diaria no pueden resolverse con una pastilla ni con “magia”. Se requiere cultivar la esfera espiritual, la inteligencia emocional, la autoestima y el apoyo profesional de psicólogos o psiquiatras