Brasil espera que el regreso a Tegucigalpa de Manuel Zelaya, refugiado en su embajada, facilitará una “solución rápida” y su regreso al poder, dijo el canciller Celso Amorim.
“Esperamos que esto abrirá una nueva etapa en las discusiones y que una solución rápida, basada en el derecho constitucional, pueda ser alcanzada”, declaró Amorim en una rueda de prensa en Nueva York.
Según Amorim, Brasil no tuvo ninguna interferencia en los hechos conducentes a la presencia de Zelaya en la legación, sino que se limitó a concederle el permiso para entrar, solicitado poco antes de su llegada.
“Zelaya dijo que llegó a Honduras por medios propios y pacíficos”, indicó Amorim.
Añadió que se había comunicado con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y con el Gobierno norteamericano para que se aseguren ante el Gobierno de Honduras de que no exista ningún tipo de amenaza contra la seguridad de Zelaya ni el personal de la embajada.
Brasil rompió relaciones diplomáticas con Honduras y carece de contactos formales con el gobierno de Micheletti.
Zelaya, depuesto y expulsado del país el 28 de junio, había intentado llegar el 5 de julio en un avión del Gobierno venezolano; pero el intento fracasó luego de que los militares bloquearan la pista del aeropuerto de Tegucigalpa.
Amorim insistió en que el regreso de Zelaya y su refugio en la embajada fue una iniciativa de Zelaya sin intervención brasileña. “Nosotros no planeamos nada”, dijo.
El canciller relató que entre 40 minutos y una horas antes de los hechos, “una diputada hondureña vinculada al ex presidente Zelaya llamó diciendo que la señora del Presidente quería conversar con nuestro encargado de negocios”.
“Nos informaron que Zelaya estaba en las inmediaciones, nos preguntaron si podía venir a la embajada y le dimos la autorización”, precisó el canciller.