Faltando pocos días para cumplir su segundo año de pontificado, Benedicto XVI se perfila como un Papa conservador, que dice no a los curas casados, no a la comunión para los divorciados, a la Teología de la Liberación, a la eutanasia, a las parejas que no se casan, a la música moderna en la misa y a la tolerancia.
Dos gestos importantes, como la divulgación el martes de su primera exhortación apostólica, con el título Sacramentum Caritatis (El sacramento de la caridad) y la condena al día siguiente de uno de los 'padres' de la Teología Liberación, el salvadoreño de origen español Jon Sobrino, reflejan claramente el carácter y los objetivos del pontificado de Benedicto XVI.
'Ni siquiera Pío XII (1939-1958) llegó al extremo de tomar medidas tan restrictivas y agresivas. Borró medio siglo de historia', escribió el diario del partido comunista italiano Liberazione, al comentar el nuevo documento del Papa.'Es un regreso al pasado, cuando la Iglesia estaba aferrada a la tradición y a los rituales y no veía los sufrimientos del mundo en el que vivimos', comentó por su parte el presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas italianas, Domenico Maselli.
La exhortación papal, que en teoría resume las posiciones de los obispos de todo el mundo tras el sínodo celebrado en octubre del 2005, es en realidad un llamado directo del pontífice a 'cerrar filas', según numerosos teólogos e historiadores consultados por la prensa italiana.
En su documento, el nuevo Papa, refinado filósofo y teólogo de formación, insta a los obispos a la lucha ideológica, a un catolicismo militante, tanto 'en el testimonio de la propia fe' como en la defensa de 'valores innegociables' como la oposición a la eutanasia, al aborto, al divorcio, a la unión entre homosexuales.
Su texto, lleno de reflexiones doctrinales, 'refleja la dificultad que tiene la Iglesia para seguir el ritmo de la cultura contemporánea', señaló el profesor emérito de Historia de la Iglesia de la Universidad de Boloña, Giuseppe Alberigo.
Con ánimo combativo, menos dialogante o tolerante con respecto a las posiciones adoptadas por la Iglesia tras la revolución modernizadora del Concilio Vaticano II (1962-1965), Benedicto XVI exige a los católicos que se opongan activamente contra las leyes que no se ajustan a su doctrina.
Junto con las líneas conceptuales trazadas, el Papa alemán reiteró su línea intransigente sobre temas como el celibato sacerdotal y mantuvo la prohibición para los católicos divorciados de acceder a la comunión.
Desde el punto de vista práctico los cambios serán evidentes próximamente cuando los religiosos celebrarán la misa en latín y cantarán en gregoriano.
Esos intrumentos deberán primar desde ahora en la misa contra el uso popular de guitarras eléctricas, bailes y cantos modernos que se había impuesto en numerosos países, sobre todo de Africa y América Latina.
El endurecimiento ante los cambios de la sociedad llegó acompañado por la primera medida punitiva que toma el papa Benedicto XVI desde que fue elegido pontífice en abril de 2005.
En una 'notificación', la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) condenó la obra del teólogo Sobrino, de 68 años, residente desde 1957 en El Salvador por esconder la divinidad de Cristo, exaltando el Jesús histórico, humano.
'Las obras de Sobrino presentan en algunos puntos, notables discrepancias con la fe de la Iglesia', sentenció la Congregación, que decidió hace seis años someter a examen los textos del teólogo.
La condena a uno de los más calificados estudiosos latinoamericanos reabre la lucha contra la Teología de la Liberación, el movimiento católico de defensa de los campesinos sin tierra, indígenas y proletarios.
El nuevo Papa, que como cardenal castigó durante los años 80 a importantes teólogos, desde el brasileño Leonardo Boff hasta el suizo-alemán Hans Kung y que quiso suprimir casi con regocijo el Concilio Vaticano II, sigue presentándose como el símbolo de la polarización conservadora.
Nota del día El pontífice quiere que vuelvan las liturgias en latín El Papa no quiere canciones populares en misa
El papa Benedicto XVI expresó que le gustaría que las misas vuelvan a ser oficiadas en latín y que se recupere el canto gregoriano, que interpretan coros de monjes desde la Edad Media.
Benedicto XVI lamentó que el latín, la lengua oficial de la Iglesia, esté desapareciendo, y agregó que quería que los futuros sacerdotes lo estudien.
“Con excepción de las lecturas, la homilía y la oración de los fieles, sería bueno que dichas celebraciones fueran en latín; también se podrían rezar en latín las oraciones más conocidas de la tradición de la Iglesia y, eventualmente, utilizar cantos gregorianos”, indicó en una parte de un cuadernillo de 140 páginas sobre la misa.
Cambios
El Concilio Vaticano II, entre 1962 y 1965, puso fin al uso generalizado de la misa al viejo estilo latino, a favor de los idiomas locales.
A partir de entonces, algunas parroquias inclusive permitieron el canto de canciones populares durante la liturgia. En las décadas de 1960 y 1970, en países como Estados Unidos, era común que los fieles cantaran durante la misa canciones como “Soplando en el viento”, de Bob Dylan, o “Puente sobre aguas turbulentas”, de Simon and Garfunkel.
Aún hoy algunas parejas católicas que al casarse piden que se interprete como parte de su boda en la iglesia la música de alguna canción de amor popular.
El Papa, amante de la música clásica y sacra, y un experto pianista, se opone a ello claramente. “En lo que a la liturgia concierne, no podemos decir que una canción es tan buena como otra escribió.
Debería evitarse la improvisación genérica o la introducción de géneros musicales que no logran respetar el significado de la liturgia”.
Detalles
Revelaciones
La semana pasada, Benedicto XVI reveló que en 1997 se opuso a la actuación de Dylan en un encuentro de jóvenes con Juan Pablo II.
Negativa
Respecto de los católicos casados en segundas nupcias, Joseph Ratzinger opina que no pueden ser admitidos para recibir el sacramento.