En aquella aeronave venían los cuerpos de los seres que amaban, de aquellos que emprendieron un viaje en busca de un sueño y hoy regresaban a su patria inertes en un ataúd. El dolor y el desconsuelo se profundizaban en aquellos rostros que alzaban sus miradas hacia aquella aeronave, implorando a Dios que ese momento fuera una pesadilla.
Sin embargo, las gruesas lágrimas que bañaban sus rostros y el dolor en sus corazones les hacía ver que aquel momento era parte de la cruel realidad.
Tras el aterrizaje de la aeronave, los cadetes formaron una valla y a las doce en punto del mediodía comenzó el descenso de los 16 cadáveres en el interior de un ataúd gris. Los 16 féretros fueron colocados bajo una carpa.
El primero dirigirse a los dolientes fue el padre Juan Ángel López, luego sor Valdette Willemman del Centro del Migrante y por último el pastor Alberto Solórzano. La lección de vida en cada uno de los discursos fueron dolorosas para los parientes de los fallecidos, quienes empezaban a descontrolarse. Cada uno de los ataúdes traía una calcomanía que decía “Dios es más grande que mis problemas”. Miembros del protocolo colocaron un arreglo floral en cada ataúd.
Corto discurso
Respetando el dolor de las 16 familias, el presidente Porfirio Lobo Sosa, acompañado por su esposa Rosa Elena de Lobo ofreció un corto discurso en el que dio sus condolencias a cada familiar. Minutos después, el Presidente caminó hacia cada ataúd, mientras el maestro de ceremonias llamaba uno por uno a los familiares de los 16 compatriotas.
Las escenas se volvían cada vez mas dramáticas y dolorosas, “por favor, díganme cuál es mi hijo, respeten mi dolor, díganme cuál es”, exclamaba a gritos una señora. Las imágenes desgarradoras llegaron cuando se mencionó la entrega del cuerpo de Miguel Ángel Cárcamo Ávila, el hondureño originario de El Guante, Cedros, Francisco Morazán, que ha conmovido con su historia al país.
Tras culminar la entrega de cuerpos, los médicos forenses esperaban cada féretro para realizar las autopsias.
A unos 200 metros se acomodaron a los dolientes. Al fondo, los forenses empezaban su trabajo y se le permitía a un familiar pasar para identificar el cuerpo de su pariente. Alrededor de las cinco de la tarde, los forenses continuaban extrayendo pruebas de los últimos cuatro cadáveres.
Controversia
Cuatro de los 16 cadáveres repatriados ayer no coincidieron plenamente con los nombres que aparecían en el listado oficial, por lo que fueron retenidos en la morgue de la Dirección General de Medicina Forense hasta determinar su verdadera identidad.
La información la dio a conocer el fiscal general Luis Alberto Rubí, quien estableció que lo prudente era no entregarlos hasta lograr su confirmación mediante las pruebas de ADN.
Los que aparecen en la lista, pero que no fueron identificados, son Willian Geovany Ortiz, originario de Catacamas; Eredis Ayala, Jorge Alberto Osorto, de Marcovia, Choluteca, y Carlos Alejandro Espinoza, de Tela, Atlántida, identificado plenamente un una foto de LA PRENSA, pero el cuerpo que enviaron es de un ladino. Parientes de las víctimas se mostraron esperanzados de que los cadáveres no sean de sus parientes.
El fiscal Rubí indicó que si es necesario se enviará personal de Medicina Forense a México para tratar de identificar al menos a los cinco cadáveres que faltan y localizar los otros cuerpos enviados presuntamente equivocados. Esto lo dijo al calificar de irresponsables a las autoridades competentes de México.
El canciller Mario Canahuati también reaccionó molesto por la forma en que se enviaron los cadáveres, sin mucha información, como huellas dactilares o las pruebas de ADN, para proceder al cotejo inmediato.
Agregó que se pedirá enviar a México a fiscales del Ministerio Público para presionar y que, antes de los envíos de cuerpos, se tomen las medidas científicas pertinentes para evitar malentendidos, principalmente por consideración a las familias, cuya espera se vuelve más agónica.
Si no se confirma la identidad de los cuerpos, serán devueltos a México, anunció ayer el canciller hondureño, único funcionario que acompañó de principio a fin a los familiares de la víctimas de la masacre de Tamaulipas.
El jefe del Estado mayor conjunto, general de división Carlos Antonio Cuéllar, confirmó que los restos de los compatriotas hondureños serían trasladados a sus lugares de origen por vehículos del Ejército.
Se definieron tres rutas para llevarlos a los sitios donde serán debidamente sepultados por sus familiares. “Hemos definido tres rutas: una de la zona norte, donde va la mayoría de los féretros; una a la zona sur y otra ruta a Olancho”, detalló el jefe de las Fuerzas Armadas.
Las víctimas
* Milton Mateo Alvarado
* Carlos Alberto Valle Lazo
* Jorge Alberto Salgado Bustillo
* Víctor Manuel Escobar
* Cantalicio Barahona
* Juan Adolfo Chirinos
* Junior Vacilio Espinoza
* Julián Sánchez Benítez
* Bryan Ariel García Ferrera
* Pedro Antonio Rubio García
* Sabas Ramón Oliva
*Miguel Ángel Cárcamo
Pendientes de confirmar:
* Willian Geovany Ortez
* Eredis Ayala
* Carlos Alejandro Espinoza
* Jorge Alberto Osorto