Las aguas del Nilo están royendo los cimientos de los templos de Luxor, la antigua Tebas, que en 20 años han sufrido más que en sus tres milenios de historia.
El responsable de los daños a estos monumentos es la presa de Asuán que, aunque puso a Egipto en la modernidad, el precio fue perturbar el sueño de los dioses, que según los egipcios antiguos reposaban en Tebas tras la creación del mundo.
Para evitar la destrucción se ha puesto en marcha un ambicioso proyecto cuyo objetivo es rebajar dos metros el nivel de las aguas subterráneas, que están minando los cimientos de algunos templos.
En peligro
'El estado de los templos es muy grave, ya que en los últimos 20 años han sufrido el peor deterioro en sus miles de años de vida', explica el jefe del proyecto, Jeremy Gustaffon, de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional, Usaid.
Desde que la presa fuera completada en 1970, el nivel de las aguas subterráneas ha subido hasta suponer un peligro inminente a los templos. A eso hay que añadir las filtraciones de las aguas provenientes del regadío de las tierras agrícolas de los alrededores. 'Como los templos son de piedra arenisca porosa, pueden absorber el agua, algo que ya ha pasado con los cimientos', advirtió Gustaffon.
Los monumentos de Ramesseum, Seti I, Amenofis III y Medinet Habu, así como los templos menores y tumbas de la ribera occidental, serán el objetivo de la nueva iniciativa, explica el director de Egiptología del Consejo Supremo de Antigüedades, Sabri Abdel Aziz.