En sincronía con el alba, una bandada de aves de vistoso y colorido plumaje alzan vuelo por todo el valle mientras emiten sonidos con la capacidad de reemplazar a los despertadores de cada hogar.
Se trata de las guacamayas o guaras rojas -ave nacional desde 1993- y en Copán Ruinas, dicen sus pobladores, es el único sitio entre México y Centroamérica en donde estos ejemplares conviven entre la gente.
Para contar la historia del sitio arqueológico de la antigua civilización maya, debe incluirse a estos ejemplares que tienen todas las características de un loro común, con la peculiaridad de su plumaje amarillo, rojo y azul; y una cola muy larga y atractiva.
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Siete guacamayas adornan la fachada del templo Rosalila; otras siete esculturas del ave protegen la antigua cancha de pelota en el exterior; las imponentes estelas alrededor de la antigua plaza llevan más tallas de guaras rojas. Es decir, llevan tanto tiempo como la humanidad misma.
“Esta especie de la ara macao cyanoptera, que es la subespecie que tenemos aquí, se distribuye históricamente desde el sur de México, hasta el norte de Costa Rica. Ahora el hábitat se encuentra fragmentado por ciudades, ganadería, tala. Hay una población que se reintrodujo en 2006 en Veracruz, que es un proyecto de la Unam (México) y el otro proyecto cercano de reintroducción somos nosotros y de allí hay otro en Costa Rica”, dice Mauricio Cuevas, biólogo del Parque de Aves y Reserva Natural Macaw Mountain.
Este centro de rescate, rehabilitación y liberación de aves abrió sus puertas en 2001 como un parque y reserva natural enfocada a preservar y educar al público sobre la fauna aviar.
El centro de rescate, rehabilitación y liberación de aves cuenta con 300 ejemplares de 30 especies aviarias.
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“Llevar estas guacamayas a El Merendón, a Cantarranas, a La Ceiba, a Yoro y todos estos departamentos con registros históricos de 1872 para identificarlos e insertar la población de nuevo allí. Esto tiene una gran importancia ecológica, porque las guacamayas y las aves su principal enfoque es la dispersión de semillas y eso significa más bosques, más agua y menos erosión”, agrega Cuevas.
Estas iniciativas buscan traspasar fronteras. En El Salvador, la guacamaya existía, pero en la actualidad es el único país de Centroamérica sin este ejemplar, porque está extinta localmente. Guatemala y Belice tienen, pero sus poblaciones están reducidas. En Petén funciona el proyecto WCS (Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre, por sus siglas en inglés) y este año quieren firmar un convenio con Macaw Mountain para que el proyecto copaneco les done ejemplares para reintroducirlas en el vecino país.
El parque de aves, a 10 minutos en carro del centro de Copán Ruinas, se ha convertido desde entonces en el segundo atractivo turístico más visitado de la comunidad y su fundador, el estadounidense Lloyd Davidson, en un personaje muy querido.
El parque está abierto al público todos los días.
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Una visita a Copán Ruinas en 1998 lo convenció de que esta área era el lugar perfecto para las aves. En julio de 2001, un vuelo contratado desde Roatán trajo a las 90 aves a Tablones, una pista aérea de tierra justo cruzando la frontera con Guatemala. Las aves pasaron de un ambiente de playa a montaña, por lo que luego de un período de adaptación de cinco meses, se abrió el Parque de Aves al público en diciembre de ese año.
La fotografía insigne del visitante con aves en cada brazo ha sufrido cambios debido a la pandemia.
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“Con la baja visitación se han visto bastante limitados y por ello invitamos a tantas empresas en Honduras para que puedan poner un granito de arena para que este tipo de patrimonios sigan funcionando y para que el ave nacional vuele libremente”, dijo el empresario local Juan Ángel Welchez.