Nada más propicio para disfrutar en días feriados que visitar ciudades que recuerden nuestro pasado, como Comayagua y las gemelas La Esperanza e Intibucá.
Honrar la memoria de Francisco Morazán sería visitar la catedral Inmaculada Concepción de la ciudad de Comayagua, en donde contrajo matrimonio el héroe con María Josefa Lastiri el 30 de diciembre de 1825.
Este podría ser el inicio de un recorrido por la historia de Honduras a través de arquitectura centenaria que conserva la antañona ciudad, primera capital de la provincia de Honduras durante la Federación Centroamericana.
La iglesia San Sebastián, en el barrio del mismo nombre, es muy visitada porque en ella reposan los restos del prócer José Trinidad Cabañas.
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Una vieja campana de bronce, colgada en un extremo de la plaza, repica de alegría cada 28 de septiembre para recordar la fecha en que llegaron a Comayagua los pliegos de la Independencia.
“Es la campana original que repicó en aquella ocasión”, comentó Ismael Caballero, encargado de hacer sonar la reliquia.
Museos que guardan tesoros históricos mantendrán también abiertas sus puertas. Ismael Caballero, guía turístico
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Con sus cuatro retablos de madera de roble forrados con un baño de oro en su altar principal, la iglesia Inmaculada Concepción es la más grande y bella de las catedrales coloniales. Sin embargo, hay otras más antiguas en Comayagua como la iglesia de San Francisco de Asís a la que asistían los mestizos en la época colonial. Sobresale porque en su torre cuelga la campana más antigua de América, fundida en Alcalá de Henares, 32 años antes del descubrimiento de América.
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La cascada Río Grande es un atractivo de intibucá. Se aprecia de arriba hacia abajo Luis Rivera, operador de turismo
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Datos
36-manzanas tiene el centro histórico de Comayagua en el que se encuentran inmuebles como el Museo de Antropología, la Casa de la Cultura y Palacio Municipal.
30-gradas esculpidas a mano en roca volcánica suben los visitantes para llegar a la gruta de la Inmaculada Concepción, patrona de La Esperanza.
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Paraíso en las alturas
Una gira por el occidente puede comenzar con una visita a la gruta en honor a la Virgen de Concepción, patrona de La Esperanza. Desde sus dominios se divisan las ciudades gemelas La Esperanza e Intibucá en todo su esplendor.Antes de explorar los alrededores encantados cae bien una ducha vivificante con agua fría que cae directamente de la montaña en los Baños Públicos Quiscamote. Aquí recién fue inaugurado el monumento al choro intibucano, considerado el hongo más sabroso del mundo.
Gruta de la Virgen.
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Familias de lencas pueden verse extrayendo el fruto de la tierra o caminando con sus herramientas por la carretera, ataviadas de coloridas vestimentas.
A la mujer lenca le gusta más la agricultura que la cocina, como se evidencia en los cultivos de flores que mujeres organizadas tienen en los alrededores de la laguna. Adelante, en El Cacao está la cooperativa Talima, integrada por lencas que tejen telas con hilo de lana, usadas en tradicionales vestimentas y atuendos indígenas, apetecidos por los turistas. Esto es solamente una muestra de lo que es la Ruta Lenca del occidente formada por La Esperanza, Yamaranguila e Intibucá, consideradas “un paraíso en las alturas”.
Parque de Quiscamote.
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