La Policía de Honduras impidió hoy que los migrantes cruzaran hacia Guatemala, con la idea de llegar a Estados Unidos, como parte de un mayor control migratorio en el punto fronterizo de Agua Caliente.
Los policías antimotines hicieron uso de sus escudos, bastones de madera y lanzaron un gas en aerosol, distinto al de las bombas lacrimógenas, de las que también disponen, para dispersar a los migrantes, entre los que hay muchos niños y mujeres.
Batalla campal
De acuerdo con relatos de personas que se encontraban en el lugar de los hechos, el paso entre los dos países fue reabierto al tráfico vehicular, no así para los migrantes, quienes intentaron forzar su paso por la frontera, provocando la reacción de los elementos policiales para impedirlo.
La tensa situación degeneró en una batalla campal en la que hubo intercambio de golpes, palos, piedras y el uso de gases para contener a los migrantes y hacerlos desistir del cruce forzado.
En la práctica la frontera se volvió a cerrarse, por lo que un representante se los Derechos Humanos pidió su reapertura.
Los migrantes en el sector de Agua Caliente dicen proceder de diferentes regiones de Honduras y que se están marchando por la inseguridad, la falta de empleo, y en muchos casos por salarios muy bajos.
El subdirector del Instituto Nacional de Migración, Carlos Cordero, dijo a Efe que Honduras no le ha cerrado el paso a los migrantes, pero que el control migratorio es más estricto porque muchos quieren hacerlo de manera ilegal, entre ellos los que llevan niños, quienes necesitan de un pasaporte y aval de sus padres.
 Miembros de la Cruz Roja asistieron a las personas que viajan en la caravana.
|
