Diez ‘despertadores’ de nuestra alegría interior
Los seres humanos no siempre solemos saber cuál es la llave para liberar la alegría natural por el hecho de estar vivos
- 18 noviembre 2024 /
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1 / 101. La sonrisa: El Iluminado le contesta que para ser feliz debe dar algo a los demás, ser caritativo. El hombre le responde “¿cómo voy a ofrecer algo a los demás si no poseo nada?”. Entonces Buda le dice: “Tienes algo, tienes tu sonrisa. Ofrécela a la gente y empezarás a ser más feliz”.Imma Rabasco destaca que “los budistas conocen la importancia de la sonrisa desde hace milenios, lo que se refleja en la historia tradicional de un hombre muy pobre que le dice a Buda que es totalmente infeliz”.
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2 / 102. Reírse de sí mismo: “Todos tenemos la capacidad de reírnos de nosotros mismos, aunque pocas veces somos conscientes de los beneficios de hacerlo. Cuando aplicamos el humor, es como si se abriera una ventana por donde entra aire fresco”, señala Rabasco. “Cuando nos reímos de lo que nos sucede, no solo aceptamos el hecho, sino que lo trascendemos. Estamos, poderosamente, quitando importancia al asunto”.
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3 / 103. Reír a solas: “No reprima la risa provocada por algo que le resulte gracioso, aunque esté solo. Y es que, para reírnos de algo, no necesitamos acompañantes. Por ejemplo, cuando se acuerde de alguna cosa que le haga gracia, ríase sin dudarlo”, propone Rabasco. “Probablemente soltará una carcajada, al recordar lo que dijo su madre al conocer a su primer novio o primera novia”, señala.
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4 / 104. Baile: “El baile nos ‘desatasca’ la musculatura que se ha vuelto rígida debido al sedentarismo, y al uso continuo del ordenador y teléfono móvil”, según Rabasco. “¿Se ha dado cuenta de su posición corporal cuando envía mensajes de texto o ve las redes sociales en su ‘smartphone’? ¡Obsérvela! Fíjese en cómo está su cuerpo”, sugiere la experta.
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5 / 105. Cante: “El canto es pura emoción y nos libera de la mente racional”, especialmente cuando estamos enfrascados en buscar supuestos peligros y enfocados solo en los aspectos sombríos de la vida, de acuerdo a la autora. “En esos momentos, ¡desconecta la música de tu cabeza y enchúfate a una vivencia más elevada, a través del canto!” enfatiza.
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6 / 106. Detector: “Seguramente conoce a alguien que se queja por todo. Esa persona está buscando todo el tiempo razones para quejarse”, explica Imma Rabasco. “Haga lo mismo, pero enfocando su búsqueda en lo risible. Busque a su alrededor algo de lo que pueda reírse. Agudice sus sentidos y mire la vida buscando algo que merezca una carcajada o, como mínimo, esbozar una sonrisa”.
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7 / 107. Olvídese del ridículo: “Lo más importante, para reírnos de nosotros mismos y de lo que nos rodea, consiste en no hacer caso de ese pequeño juez interno que aparece cada vez que sentimos que estamos haciendo el ridículo”, indica Rabasco. La autora invita a “no escuchar esa vocecita interior” que paraliza nuestro sentido del humor, porque “es la voz de ese ‘juez del ridículo’ que llevamos dentro, el cual ahuyenta la alegría, los buenos momentos y la espontaneidad y nos amarga la vida.
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8 / 108. Coma bien: “Según la teoría china de los cinco elementos, los alimentos que nutren la emoción de la ‘alegría de vivir’ son los de color rojo, de naturaleza fresca, sabor amargo y energía yin”, asociados con el sistema cardiocirculatorio, que benefician el corazón, nos vitalizan y aportan energía, como por ejemplo los arándanos, las frambuesas, las uvas, las cerezas y la remolacha”, explica.
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9 / 109. Lea e imagine: “La lectura es la puerta grande para entrar en el mundo de la imaginación. Además de proporcionarnos saberes, leer alimenta el mundo de las cosas imposibles y de la imaginación, el cual forma parte de la ruta hacia la risa”, según Rabasco.Esto obliga al cerebro a pensar, ordenar ideas, interrelacionar conceptos, ejercitar la memoria e imaginar. Asimismo, alimenta la inspiración y hace que surjan ideas. ¡Lea lo que le gusta!
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10 / 1010. Disfrute: Asista a los espectáculos - “No subestime el poder del teatro y el cine para hacerle reír y vivir. Cuando interioriza, y reconoce como si fueran propias, las historias que ve en la pantalla o en un escenario, la vida adquiere entonces múltiples dimensiones, facetas, enfoques y maneras de vivirla y de verla”, concluye Imma. Esto no solo permite transportar al espectador a otro mundo, hacer que se olvide de los problemas durante la función, llevarle a estados emocionales que abarcan de la risa a la emotividad; normalmente en un espectáculo de su agrado libera dopamina, la preciada hormona de la felicidad y del placer que viene de maravilla a nuestro estado de ánimo.