La familia, compuesta por Mabel Álvarez, Rossel Reyes y la menor, cruzó el río Bravo el 9 de mayo en busca de un futuro en Estados Unidos. La niña sufría problemas cardíacos congénitos, pero estaban esperanzados de que recibiría atención médica en el país. Durante su estancia de más de una semana en la estación de procesamiento Harlingen, en Texas, a pesar de que los protocolos de inmigración recomiendan no exceder las 72 horas de detención, la menor fue diagnosticada con influenza y experimentó dificultades respiratorias graves.