Mató a los hermanos de su exnovia para vengarse de ella
Las víctimas fueron un niño de 7 años y una niña de 3
- 07 noviembre 2024 /
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1 / 10El caso de Diego Santoy Riveroll, conocido como el “asesino de Cumbres,” marcó a la sociedad mexicana debido a la brutalidad de los hechos y la juventud de las víctimas.
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2 / 10La tragedia ocurrió el 2 de marzo de 2006 en Monterrey, cuando Santoy, impulsado por el rechazo de su expareja Erika Peña Coss, irrumpió en su casa para intentar convencerla de retomar la relación.
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3 / 10Sin embargo, el encuentro se tornó violento, y en el proceso Santoy asesinó a los hermanos menores de Erika, Erik y María Fernanda, de tan solo 7 y 3 años respectivamente.
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4 / 10Después del doble homicidio, Santoy golpeó a la niñera y la mantuvo como rehén en su huida, liberándola después en el centro de Monterrey.
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5 / 10Tras cuatro días prófugo, fue arrestado en Oaxaca junto con su hermano Mauricio, mientras intentaban escapar hacia Guatemala.
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6 / 10A lo largo del proceso judicial, Diego cambió sus declaraciones en varias ocasiones, inicialmente involucrando a Erika en el crimen y luego acusándola de actuar por venganza.
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7 / 10El juicio concluyó en 2010, cuando un juez lo declaró culpable y lo condenó a 137 años y medio de prisión.
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8 / 10Este caso, debido a la complejidad y las versiones contradictorias, se convirtió en uno de los crímenes más mediáticos de México, resonando hasta el día de hoy.
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9 / 10En su testimonio, Santoy reveló que su expareja sentimental participó en el homicidio de sus hermanos. No obstante, las autoridades descartaron esta línea de investigación, sentenciando únicamente al joven por los delitos de homicidio calificado, homicidio calificado en grado de tentativa, robo calificado y privación ilegal de la libertad.
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10 / 10A lo largo de los años, Santoy ha mantenido su versión de los hechos, asegurando en una entrevista con el periodista Javier Alatorre que su entonces novia, Erika Peña Coss, fue la verdadera autora de los crímenes. No obstante, las autoridades descartaron esta versión, manteniendo su condena.