El río UIúa pasa en medio del campo Amapa y sigue inundando otros campos como Monterrey y Bret. Muchos habitantes siguen refugiados en los bordos en covachas y a ellos solo se puede llegar en lanchas. Fotos: Yoseph Amaya
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En la zona hay viviendas destruidas, animales muertos y las necesidades de los damnificados.
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10 casas fueron destruidas y otra gran cantidad fue inundada en el campo Amapa, considerado uno de los más poblados en los bajos de El Progreso
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Sus pobladores sufren en silencio, ya que por las aberturas de los bordos aún están atrapados en sus comunidades.
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La única opción que tienen los pobladores para llegar a Amapa, Monterrey, Buena Vista, aldea La Victoria, finca Cob, campo Bret, aldea El Paraíso, colonia La 70, Las Chumbas, Río Chiquito y la aldea Urraco es en lancha por todo el río Ulúa.
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Las calles que llevaban a esos campos y aldeas fueron destruidos por las tormentas Eta y Iota, que además dañaron la red de agua potable y alumbrado eléctrico.
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Muchos habitantes de los campos bananeros lograron salir antes de que fueran azotados por Iota hace dos semanas, pero otros se quedaron a cuidar sus pertenencias.
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No tienen alimentos; su ganado, ovejas, milpas de maíz y otros cultivos como banano fueron arrasados por el río y no tienen que comer.
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Al hacer el recorrido en lancha río abajo se pueden observar las primeras destrucciones causadas por las crecientes del Ulúa en los bordos.
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El puente de concreto que conectaba con la calle quedó destrozado y cerca quedaron unas diez casas y ocho carros que los pobladores intentaron sacar, pero el agua los arrasó.
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Las que eran calles principales están convertidas en ríos. Cuando hace sol el agua baja, pero despacio, y cuando llueve el caudal aumenta.
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Luego de pasar por las covachas a lo largo del bordo se aprecia la aniquilación en medio del campo Amapa.
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Hay aberturas hasta de 300 metros y el agua está dentro de plantaciones de palma africana, que según los trabajadores ya no servirán.
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La calle de acceso a la comunidad está perdida y los habitantes que se quedaron en un extremo tienen la opción de salir por el río con una lancha y a otros solo les pasan alimento por partes del Ulúa menos profundas.
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Los pobladores de los campos aún están en albergues en El Progreso, otros en casas de amigos o personas solidarias, pero muchos quieren regresar; sin embargo, no pueden por falta de lanchas y porque muchas viviendas aún están inundadas.
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En las zonas bajas, las casas están inundadas de agua y comienza a sentirse el mal olor por la gran cantidad de animales que se ahogaron.