Un altruista comprometido con el desarrollo de Honduras, así era Emilio Larach
El legado de don Emilio Larach no solo fue empresarial: a lo largo de su vida impulsó iniciativas de responsabilidad social, educación y obras comunitarias
- 02 de diciembre de 2025 a las 11:36 -
Don Emilio Larach, fundador y corazón de Larach & Cía., falleció este martes a sus 96 años, dejando una vida marcada por el trabajo incansable, una visión empresarial que trascendió generaciones y un profundo compromiso con el desarrollo social de Honduras.
Don Emilio Larach nació en San Pedro Sula el 31 de agosto de 1929, hijo de inmigrantes palestinos. Desde joven mostró un espíritu emprendedor y una gran conexión con su familia y la comunidad, valores que marcaron toda su vida profesional.
Realizó sus estudios primarios en la escuela San Vicente de Paúl y su bachillerato en el emblemático Instituto José Trinidad Reyes. Luego partió a Estados Unidos, donde logró culminar sus estudios superiores en Administración de Empresas, conocimientos que luego aplicaría para transformar la empresa familiar y adaptarla a las necesidades de Honduras.
Incluso a edad avanzada, don Emilio seguía siendo extraordinariamente activo: recorría personalmente sus tiendas, atendía clientes, supervisaba operaciones y seguía comprometido con sus negocios. Esa energía incansable reflejaba su compromiso con su empresa y con la generación de empleo en Honduras.
Su legado no solo fue empresarial: a lo largo de su vida impulsó iniciativas de responsabilidad social, educación, obras comunitarias, viviendas para comunidades indígenas, cuidado ambienta, convirtiéndose en benefactor de sectores vulnerables.
También fue un permanente defensor del medio ambiente, continuo promotor de la educación y patrocinador del deporte.
Su compromiso con la educación fue notable; impulsó proyectos escolares, becas y apoyó la formación de miles de jóvenes. En vida dejó claro que el sector empresarial del país tiene un compromiso con el país y con la educación nacional.
La ayuda social también fue un eje de su vida: contribuyó a mejorar viviendas y servicios en comunidades vulnerables, especialmente en zonas indígenas, mostrando un profundo sentido de solidaridad.
En una entrevista en 2015, dio a conocer que comenzó a interesarse en las obras sociales cuando su hija Juanita le pidió que lo acompañara a su trabajo social educativo en la colonia Montes de Sinaí.
Emilio promovió el deporte y la cultura como herramientas de transformación social. Apoyó campañas de prevención de drogas y actividades deportivas, creyendo firmemente en que los jóvenes necesitan oportunidades para crecer sanos y fuertes.
Sus colaboradores destacaban su liderazgo cercano y humano: "Es un hombre incansable, un buen jefe y un empresario con una alta y arraigada conciencia social", comentó uno de ellos.
El legado de Emilio Larach combina éxito empresarial con servicio a la comunidad. Su vida es un ejemplo de cómo los negocios pueden crecer junto a la solidaridad, dejando huella tanto en la economía como en la sociedad hondureña.