Y agregó: “Nada menos que 13 tiros y ni uno solo entre los tres palos. Ante un Barça timorato, italianizado y ultradefensivo, que llegaba con la depre acumulada tras sus derrotas en Old Trafford y Almería, el Madrid jugó con un oficio germánico, muy ordenado y con mucha posesión. Pero sin verticalidad, sin energía, sin ardor guerrero”.