La nueva vida de Kevin Espinoza tras irse ‘mojado’ al dejar el fútbol: rozó la muerte
El exmediocampista que fue campeón con Marathón ahora hace otro tipo de trabajos en Estados Unidos y no olvida el fútbol.
- 22 abril 2024 /
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Kevin Espinoza vivió un giro inesperado en su vida, quería seguir jugando con su amado Marathón, pero todo cambió por culpa de Héctor Vargas. Ahora, su presente está en Estados Unidos donde lleva tres años viviendo, pero no olvida el recorrido que le tocó cuando se fue de “mojado”, rozó la muerte en el trayecto.
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A los 17 años, Kevin Espinoza llegó al Marathón tras su paso por las reservas del Olimpia y al año Manuel Keosseián lo subió al primer equipo. Debutó en la Liga Nacional en 2012 con la camiseta verdolaga, cumpliendo su sueño.
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Kevin Espinoza (21 de abril de 1993) empezó a patear una pelota de fútbol en la colonia San Jorge, sector Cofradía. El excentrocampista iba de su casa a la escuela y en sus pensamientos solo estaba presente el fútbol. Su formación la hizo frente a su hogar, donde se ubica un campo deportivo que carece de grama.
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El exjugador de 31 años estuvo dos etapas en el Marathón y decidió retirarse del fútbol a corta edad tras unos problemas que tuvo con Héctor Vargas en el club verdolaga. Se fue a Estados Unidos buscando el “sueño americano” para darle una mejor vida a su familia.
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En la temporada 2014-15 fue fichado por el Real España, donde no la pasó bien, solo disputó un torneo y estuvo seis meses sin jugar, incluso tomó la decisión de jugar en la Liga de Ascenso con el Villanueva FC.
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Espinoza estaba consolidado en el Marathón tras su frustrante paso por el Real España, pero tuvo problemas internos con Héctor Vargas que lo obligaron a tomar la decisión de marcharse del Monstruo Verde y ahora revela todo lo que sucedió.
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El exvolante decidió rescindir su contrato con el Marathón por el trato que estaba recibiendo por parte de Héctor Vargas. “Era una falta de respeto hacia mí por cómo me estaba tratando hasta en los entrenos. siempre con Vargas, fueron unos problemas que no podía seguir aguantando de la forma en que me estaba tratando, entonces decidí salir del equipo”, revela en entrevista para Diario La Prensa.
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Cuenta que el principal problema con Héctor Vargas fue “porque decía del sobrepeso, que estaba gordo... Y yo le decía ‘así como dice que estoy gordo, pero así quedamos campeones, siendo uno de los que más jugó y parte fundamental del equipo y ahora me viene a decir que estoy gordo’. Después ya me quería decir cosas y no lo quise escuchar, en mi caso, luego de ser titular a ser parte del tercer o cuarto equipo, no hay respeto hacia uno. No quería estar en problemas y tomé la decisión de irme. Jugué en las semifinales y final de volante, y el resto del torneo lo hice como lateral izquierdo, fue buen campeonato en 2018”.
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Pasó de Marathón al Real España, su fichaje por la Máquina generó polémica y en el club aurinegro tuvo problemas con Daniel Uberti. “Se quería meter en lo personal conmigo. De la vida fuera de la cancha, pues se quería meter en mi vida privada, entonces son cosas que no le podía permitir y ya después se enojó conmigo y no se pudo renovar. En el tema de cancha, no fue el problema, incluso le anoté un gol a Pachuca en Concacaf”.
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Ahora vive una vida diferente. Todo inició cuando se alejó del fútbol profesional a inicios del 2021, tenía su hogar en la colonia San Jorge, sector de Cofradía, Cortés, pero decidió que su esposa e hijos tenían que tener una vida mejor y eligió irse para Estados Unidos.
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Kevin Espinoza se casó con su ahora esposa en 2018, cuando era jugador del Marathón antes de retirarse del fútbol.
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“Había jugado muchos partidos en Estados Unidos con Marathón y con la Selección Sub-20, pero mi esposa e hijo no tenía una VISA, entonces nos venimos mojados los tres y aquí estamos, echándole ganas para salir adelante”, recordó el exjugador quien actualmente tiene 31 años.
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Pero el trayecto no fue fácil para Kevin Espinoza y su familia al irse “mojados”, estuvieron cerca de morir, un feo momento que lo tiene bien grabado en sus memorias cuando estaba cerca de dar el paso final para ingresar a las tierras del Tío Sam.
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“Sucedió cuando ya nos iban a entregar a migración, estábamos en la mera frontera y viajamos unas 18 familias en una van (vehículo) y cuando íbamos por una calle solitaria de repente el chofer nos dijo que nos venían siguiendo y entonces aceleró el carro. El terreno era tipo gravín y el auto se deslizó, se hizo a un lado de la carretera y nos fuimos a estrellar a un árbol. Yo iba con mi hijo en mis brazos y por poco también nos dimos vuelta, mi esposa iba bien agarrada. Ahí es Dios quien nos cubre, nunca me ha dejado de la mano. En ese momento fue Dios quien nos cuidó en ese accidente”, rememora Kevin Espinoza.
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Al llegar, Espinoza se instaló primero en Los Ángeles y luego decidió radicar en Houston, donde se encontró un ambiente diferente y decidido a trabajar para salir adelante. “Actualmente aquí nos dedicamos a la construcción, pero también hacemos de todo tipo de remodelación de casas, electricidad, ponemos pisos, gabinetes, plomería, etc”.
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No se olvida del fútbol, pero ahora tiene otro punto de vista. “Siempre venimos a jugar los sábados, conocí un amigo, pero la verdad con lo que yo había vivido en Honduras no quería saber nada de fútbol. Como quien dice, el fútbol se salió de mí”, dice.
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“Mi amigo insistió de ir a jugar y en unas tres semanas acepté, pero él no sabía que fui jugador profesional. Y un jueves fuimos a jugar a cancha sintética, ganamos con un 4-3 y yo metí esos cuatro goles (risas), quedaron encantados. Aquí juegan varios exjugadores como Boniek García y el Chino Discua, pero ya no quiero jugar. Sólo voy a potrear los sábados, pero el domingo uno va por dinero”, agrega.
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Asegura que con el Marathón vivió los mejores momentos en el fútbol. “La directiva y mis compañeros siempre me respaldaron, el pleito fue entre Vargas y el preparador físico”. ¿Cuánto era su peso para ese torneo del proble? “Exactamente no recuerdo, pero casi igual al peso en qué quedamos campeones, cerca de 190 libras, no era el peso ideal para un atleta, pero yo me sentía bien y respondía en el campo”.
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Confiesa que ningún equipo le puso nutricionista ni trabajar aparte con el preparador físico. “Todo era de parte mía, de jugar y no engordar demasiado, porque mi cuerpo tiene esa tendencia, siempre me cuidaba y era lo mismo. No me podía exceder y yo me cuidaba hasta en un 80% con la comida. Los trabajos de entrenamiento los completé, nunca falté a alguno, ni me quedé en la parte de atrás al correr, siempre rendí. Incluso una vez el profe Manolo Keosseián se enojó conmigo porque decía que estaba gordo, pero un partido de Copa Presidente me llevó y fui titular, armé la jugada del primer gol, colaboré con una asistencia de gol y ganamos 3-0, jugué 80 minutos, se reía conmigo y me dijo ‘sos un HDP vos’”, recuerda.
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Kevin Espinoza fue titular en la final que Marathón le ganó al Motagua en mayor de 2018 para quedar campeones del Torneo Clausura, tras vencer en penales 5-4 al Ciclón en el estadio Yankel Rosenthal.
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“Siempre fueron buenos momentos, cuando jugaba la gente lo miraba que era de los que sobresalía y le metía mucho coraje, sudaba la camiseta, tuve el apoyo de la afición, mis compañeros y familia. Le doy gracias por todos los momentos en Marathón”, dice Kevin Espinoza sobre su etapa como jugador del equipo verde.