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'Una estrella de cine no es para nada especial”

  • Actualizado: 11 septiembre 2011 /

Si realmente existiera una lista en Hollywood con los nombres de los mejores actores, Nick Nolte tendría su lugar asegurado desde hace tiempo.

    Más allá de sus problemas personales, más allá de las adicciones que marcaron su pasado, no quedan dudas sobre su capacidad como actor. Detrás de esa voz ronca que lo caracteriza se esconde una tierna dureza que transmite las mejores (o peores) emociones con una sola mirada. Y sin guiones de por medio, lo entrevistamos en exclusiva en el Hotel Four Seasons de Beverly Hills.
    La gente lo señala como una verdadera figura de Hollywood. ¿Se siente así?

    No. Una figura es algo que se dibuja en un pedazo de papel.
    ¿La atención que atrae una estrella de cine se compara con el fanatismo de la gente por los deportistas campeones?

    Hay que acordarse de que ya tengo 70 años.


    ¿Y va a negar que vivió ese lado de la fama?

    Sí, pasé por ese camino, pero no es algo que te gustaría comprar. La gente que se acerca sólo me conoce por haberme visto trabajar y piensan que soy así, pero no soy yo. Una estrella de cine no es para nada especial y por eso todos terminan mal, porque no es algo real. Nadie es mejor que nadie.


    ¿Pero al mismo tiempo la gente sueña con ser una estrella?

    Hay gente que busca atención. Digamos que tienen esa intención, pero la actuación es realmente una expresión artística para contar una historia. Es parte de nuestra naturaleza contar historias. Lo hacemos todos en casa, con nuestros hijos, jugamos a ser personajes con ellos. Actuar es parte de nuestra naturaleza. Los profesionales sólo lo llevamos a otro nivel. Decimos que mentimos para vivir. Pero todos mienten, lastiman ciertas mentiras. Como cuando saludas a alguien diciendo: “Qué gusto de verte”, aunque no es verdad (risas). Y cuando lo haces en un trabajo estás mintiendo profesionalmente.


    Siendo uno de los mejores actores de Hollywood, ¿realmente miente o trata de revivir las experiencias de su propia vida?

    Es cierto, realmente pasamos por cada sentimiento. De hecho, hay un estudio científico sobre el duelo cuando muere un ser querido. Con una obra de teatro en que el padre muere, compararon el nivel del dolor por el que pasó el actor con gente de verdad que perdió al padre. Y en el cerebro tenían exactamente la misma actividad emocional. La única diferencia es el tiempo que dura la negación de la muerte. Cuando termina la obra de teatro, el actor lo admite, pero en la vida real todavía seguían de duelo.


    ¿Y la gente? ¿Qué percepción cree que tienen de usted cuando lo conocen?

    No tengo la menor idea. No lo sé. Sé lo que debes pensar en tu caso, porque estamos en esta habitación por cierta razón. Pero cuando conozco gente nueva no sé lo que piensan; ni siquiera si hablamos de cine. Y está bien así. Al contrario, mi curiosidad es saber lo que hacen ellos. Hace poco terminé el rodaje de una película completamente en español y todos hablaban el idioma, menos yo.


    ¿No aprendió nada de español?

    Sólo “sí”, nada más. Yo interpretaba a un americano y funcionó bastante bien. La única forma de hacerlo fue tener un guión diferente. En uno de los últimos dos días, el protagonista no podía acordarse de la letra y me sacó el guión de las manos. Pero lo único que decía, además de mis líneas, era: “Él dice algo, ella dice algo, él dice algo”. Va a ser una buena película. Es de Barcelona y se llama “La puerta fría”.


    ¿El rodaje fue en Barcelona?

    No, la hicimos en Sevilla.


    ¿De qué trata la película?

    Se trata de una mujer que convence al americano de comprar un equipo, pero la condición es comprar algo más que él no quiere y empiezan a negociar con la vida de un ser humano. Él se enamora de la mujer y no sabe qué hacer. Es muy buena. Creo que va a ser una película europea muy interesante.


    ¿Prefiere el cine europeo o las películas de Hollywood?

    Tengo que hacer una película europea por lo menos una vez al año o me vuelvo loco. Y me gusta, porque con la película española no hubo un solo día en que me sintiera apurado. Tomábamos descansos de dos horas. En mi última escena, todos hacían caras imitando a Nick Nolte. Pasé muy buenos momentos.
    Nick Nolte conoció la fama a los 35 años en 1976 al protagonizar la serie de tv “Rich man, poor man”. Incluso pudo haberle robado la fama internacional a Harrison Ford porque estuvo a punto de interpretar su personaje de “Star wars” y rechazó la serie de películas de Indiana Jones. En la misma época lo habían considerado para el papel de Superman, que también hizo famoso a Christopher Reeves, igual que el clásico rol de Rambo de Sylvester Stallone. Pero Nick Nolte no había entrado en Hollywood por los millones de dólares. “Nunca tuve el concepto de triunfar en Hollywood. Quienes lo tienen, lo demuestran y al final no consiguen trabajo. Buscando tu propio camino, podrás cruzarte con Hollywood, donde posiblemente encuentres alguna invitación. Y hoy no me pueden sacar. Tengo mi nombre”.

    No le interesaba el perfil comercial del negocio del espectáculo. La calidad del cine le importaba mucho más. Como cuando se enteró de que habían despedido a Harvey Keitel de la película “Apocalypse now” y peleó por reemplazarlo, aunque Francis Ford Coppola eligió a Martin Sheen como el gran reemplazante. Nick marcó su propia ruta estelar en Hollywood con otro estilo de clásicos como “48 horas” con Eddie Murphy y los tres éxitos consecutivos de los años 90: “Cape fear” con Robert De Niro, “Lorenzo’s Oil” con Susan Sarandon y “The prince of tides” con Barbra Streisand, por la que recibió su primera nominación al Óscar. Con la película “Affliction” tuvo la segunda oportunidad de obtener el Óscar, pero Roberto Benigni le robó el sueño al ganar en su categoría por “Life is beautiful”. Aunque las posibilidades se acortan con el paso del tiempo, él no esconde sus condiciones, brillando una vez más en la película “Warrior”, en que interpreta el rol del padre alcohólico de dos luchadores, con cierto sabor a “Rocky” por duplicado.


    Habiendo hecho películas tan importantes, ¿cuál es la que más recuerda la gente cuando habla con usted?

    Por un buen tiempo fue “48 horas”. Los negros venían a mí repitiendo mis líneas o iban a Eddie Murphy para decirle las suyas. Fue la primera película en que negros y blancos podían criticarse. Después de los derechos civiles hubo un tiempo muy incómodo entre blancos y negros. No sabíamos cómo hablar entre nosotros. Casi ni hablábamos. Por eso quise que Eddie me llamara en la película “piel de banana”, porque cuando yo quería escuchar buena música me iba a lugares de negros y me gritaban: “¿Qué haces aquí, piel de banana?”. Gene Wilder y Richard Pryor después le buscaron otra vuelta artística, pero fuimos los primeros. Y fue bastante difícil porque nunca nos habían mostrado juntos en nuestra cultura, blancos y negros.


    ¿Es cierto que también estuvo a punto de dejar de hacer la nueva película “Warrior”?

    Se suponía que yo tenía que hacer la película “Pride and glory” y estuve trabajando con el mismo director, Gavin O’Connor, seis meses. Fuimos a Nueva York y, por alguna razón, dos semanas antes de empezar al rodaje tuve que llamarlo para decirle que no podía hacer la película. Me había lesionado la rodilla y tenía que volver a Los Ángeles para hacerme un trasplante; tenía una rodilla de titanio. Nadie se imagina que un director va a contratar alguien que lo deja plantado. Pero él me esperó. Había escrito el guión especialmente para mí.


    La película “Warrior” se parece a “Rocky”, con el drama de dos hermanos que compiten por el mismo título mundial de artes marciales, con el padre alcohólico que usted interpreta. ¿Se basó en alguien en particular para el personaje o se inspiró en experiencias propias?

    No me basé en nadie en particular. Obviamente es alguien con una vida bastante familiar y tiene muchas de mis experiencias, pero no intenté imitar a nadie.

    Katharine Hepburn ya lo había señalado como un borracho en los años 90, cuando Nick Nolte intentó dejar el alcohol por primera vez. La adicción a las drogas y el alcohol volvieron a interponerse en su camino, hasta que, en 2002, la Policía lo detuvo por conducir bajo los efectos de la droga GHB y Nick Nolte aceptó la libertad condicional a cambio de cumplir un proceso de recuperación que hoy refleja con la botella de 7up que disfruta mucho más durante nuestra entrevista.
    ¿En qué se identifica más con la película “Warrior”?

    En las disculpas. Tuve que pedir perdón muchas veces. También en las relaciones. Katharine Hepburn solía decir que los actores no deberían casarse porque después prefieren a sus familias en vez de enamorarse de su trabajo.
    ¿Katharine Hepburn también solía decir que usted estaba siempre borracho?

    Sí (ríe). Pero a ella le gustaban los hombres borrachos. Y le dije “No todo el tiempo, Katharine. Hay algunos lugares donde no estuve borracho”.


    ¿Qué lo hizo dejar la bebida por completo?

    Uno para (de tomar) porque te das cuenta de la destrucción que estás causando. Al no estar presente ignoras a quienes están a tu alrededor, tu familia, tus miembros más cercanos. Y eso puede matarte también. Estás ocupado completamente en el alcohol y te vuelve agresivo, despreciable. No es nada lindo. El alcohol te cambia. Tuve que pedir perdón. Tenía 48 años y no sabía que podía vivir de otra manera. Y finalmente alguien me dijo que no necesitaba ser así. El cambio fue superior, grandioso. Ahora pueden ver quién soy yo realmente.