La rigidez de las arterias es una consecuencia del tabaquismo que está muy ligada a la aparición de problemas cardiovasculares.
Una investigación, recogida en la revista Hypertension, afirma que dejar de fumar se traduce en un aumento de la flexibilidad arterial, lo cual disminuye el riesgo cardiovascular.
“El tabaquismo crónico ha demostrado estar relacionado con un aumento de la rigidez arterial, inmediatamente después de haber fumado un cigarrillo”, apuntan en este nuevo trabajo los investigadores procedentes del Trinity College de Dublín, Irlanda.
Resultados
En el estudio participaron 554 personas con hipertensión que no habían sido tratadas por este trastorno. La media de edad era 47 años y un 56 por ciento eran mujeres.
Se organizó una serie de grupos, en función de si eran fumadores, lo habían sido o nunca habían probado el tabaco.
Los ex fumadores tenían una media de cinco años más que los no consumidores y tres más que los adictos a los pitillos. Una mayoría de hombres afirmó haber abandonado este hábito tóxico.
Tras realizar distintas mediciones, los expertos vieron que las arterias de quienes no habían fumado nunca eran las más flexibles.
Tiempo
Quienes habían abandonado el tabaco presentaron una menor rigidez arterial que los consumidores actuales. Y necesitaron diez años sin fumar para que sus arterias fueran tan flexibles como las de quienes no habían sido fumadores.
“Nuestro estudio muestra no sólo que la rigidez arterial inducida por el tabaquismo aumenta entre los fumadores hipertensos, en comparación con los no consumidores, sino también que estos cambios vasculares son reversibles”, apuntan los expertos.
Según la investigación, los datos obtenidos muestran que medir la rigidez de las arterias no sólo podría permitir identificar a los pacientes hipertensos con mayor riesgo cardiovascular; también podría emplearse para medir la salud arterial de quienes dejan de fumar.
Además
El trabajo también apunta que es posible que el perjuicio de esta droga sea mayor en los hipertensos, que se caracterizan por tener vasos rígidos. Por eso los efectos de la hipertensión y del hábito de fumar sobre la pared vascular podrían ser acumulativos.
