No todos los días se tiene el placer de conversar con uno de los máximos exponentes de la plástica que ha dado a conocer a Honduras no sólo en Latinoamérica, sino en Europa.
Se trata del incomparable Julio Visquerra, el maestro de maestros de la pintura catracha, amado por muchos y copiado por otros.
Dejó a un lado su pasión por el pincel y los colores que diariamente le consume entre ocho o diez horas de su agenda artística para viajar a SPS y compartir en una amena charla con el equipo de Vivir en Rosa.
De pausado andar, sencillo, con sombrero y de sobrio vestir, Visquerra nos regaló una hora para compartir los muchos proyectos que realizó en 2009 y los innumerables que le depara este 2010.
Su visión artística
Despidió el año anterior lanzando en Tegucigalpa su primer libro en el que plasmó obras que realizó durante varios años de esta década.
El texto editorial y visual fue bautizado como “Exuberancia tropical”, con impecables imágenes que son obra del talentoso artista de la fotografía José Rubén Merlo, quien además fue el editor gráfico de este material.
Gracias al apoyo de la ex ministra de Cultura, Artes y Deportes, Mirna Castro, “Exuberancia tropical” es una realidad después de que el maestro Visquerra comenzara con el proyecto hace un año.
El libro se divide en tres secciones: “El trópico”, que para el pintor es el reflejo de la riqueza natural del país; “Máscaras”, porque para él todos tenemos un lado bello que mostrar y otro que ocultar, y “La conquista”, donde con armaduras y yelmos Julio muestra el lado fuerte de todo ser humano.
El evento
Este miércoles, “Exuberancia tropical” será presentado en SPS por el mismísimo autor.
La cita es en el lobby de la torre financiera de Banco del País que se engalanará con la presencia, el talento y las obras de Visquerra, quien expondrá 12 lienzos y la pieza insigne de la muestra: “El juicio de la OEA”.
Este último trabajo que Visquerra ha realizado es una irónica pintura en la que plasmó de forma imaginaria a los personajes que protagonizaron la crisis política de Honduras. Vivir en Rosa lo muestra en exclusiva nacional.
Para el pintor, “SPS ha despertado mucho el interés por el arte, la música y la cultura. Me encanta esta ciudad porque es ideal para vivir, me encanta su gente y para traer la muestra es importante porque aquí se aprecia el arte. Presentar el libro ha despertado mucho interés y muchos sampedranos me han pedido que lo exponga”.
Los proyectos
Visquerra continuará en este 2010 con mucho trabajo. Su principal proyecto, Galería Sixtina en Valle de Ángeles, tiene un éxito increíble.
“La cantidad de gente que la visita a diario y los fines de semana es mucha. Llegan de todas las clases sociales. Mi arte es para todos.
Hay obras de precios a nivel de cualquier persona”, destaca.
Galería Sixtina nació de la idea de que el pintoresco pueblo necesitaba una propuesta cultural de gran nivel. La puesta en escena de cada obra y el creativo montaje de los lienzos la hacen un lugar diferente y único para visitar.
“La galería muestra mucho ángel porque es un homenaje a Valle de Ángeles. Además, se merecía un espacio de ángeles, que he traído de diferentes países”.
Además, en los próximos tres meses anexará una segunda edición con 20 páginas más a su “Exuberancia tropical” en la que estará plasmado “El juicio de la OEA”.
También viajará a varias ciudades de México para exponer sus cuadros y a finales de noviembre se presentará en Panamá, donde desde ya se le augura un éxito rotundo sus muestras individuales.
Para Visquerra, el éxito de su talento incomparable radica en que sus piezas tienen colorido refrescante y tropical con un toque carnavalesco que proyecta alegría.
“Yo soy muy autocrítico. No me dejo llevar porque me digan que todo está bonito. No presento una obra hasta que está bien acabada y que sepa yo que está perfecta”, cuenta.
Los sitios que lo inspiran son Venecia y el trópico. “Para mí, Venecia es la ciudad más bella del mundo. Me siento tan feliz cada vez que la visito”.
Es por ello, que sus pinturas tienen una fuerte influencia de estos lugares.
A Visquerra le encantan los pintores barrocos españoles y renacentistas italianos por su forma de presentar un lienzo y proyectar una historia a través de colores y trazos.
Si un artista trabaja bien, se puede vivir como pintor en Honduras, opina, “porque el hondureño se ha vuelto exigente y a la vez coleccionista. Ya aprecia y reconoce un buen trabajo”.
Aunque su nombre es muy común en Honduras, su apellido no lo es. Ha ganado fama gracias a su talento, y aunque cueste creerlo porque su inspiración artística tiene una total influencia europea, Julio Visquerra nació en 1945 en la hacienda de San Isidro en Olanchito, Yoro.
Justamente cuando cumplía los 12 años comenzó a hacer dibujos, bocetos y luego retratos al óleo. Sin darse cuenta fue evolucionando.
A los 15 hace su primera exposición con 36 cuadros. Toda una proeza. Así Julio, aquel joven que ya lucía cabellos rizados, un bigote que asemejaba al del gran pintor español Salvador Dalí y una boina negra, comenzó a trabajar más en busca de consolidar sus ideales.
En 1961 expuso en el Palacio Municipal de Puerto Cortés y gracias a la gran expectativa que provocó, obtuvo una beca para perfeccionar su talento en la Escuela Nacional de Bellas Artes en Comayagüela.
Cuatro años más tarde se graduó de maestro de artes plásticas y hasta incursiona en el teatro, pero su vocación de pintor lo lleva a otros rumbos: Estados Unidos. Ahí logra lo que muchos anhelan: fue incluido como expositor permanente en el museo de la Universidad de Harvard.
Pasó un año y cambia la gran urbe neoyorquina por España. Se presenta en la Sala de Arte Moderno de Barcelona, logra exponer de forma permanente en el Museo de Antequera en Málaga y luego, de 1977 a 1980, se dedica a trabajar en el teatro.
Fue invitado por el principado de Mónaco y por el Monchehaus Museum de Goslar, Alemania, para exponer.
Veinte largos años pasaron desde que dijo adiós a Honduras, pero decide retornar a su querida patria.
Ya en su tierra, comienza a cosechar más logros. Estos triunfos lo han hecho ser el pintor favorito de la sociedad nacional. En 2003 expone junto a otros artistas nacionales en el Salón de París y en 2004, la pareja presidencial de ese entonces, Ricardo Maduro y Aguas Ocaña, escogen su obra “El encuentro” como obsequio de bodas para los príncipes de Asturias.
El tiempo ha pasado. Ya son 50 años de trayectoria del incomparable Visquerra, pero sus obras siguen siendo las más codiciadas por muchos y él, con mucha certeza, culmina la amena charla diciendo: “Julio Visquerra llegará hasta que se cierre el ataúd”. Sin duda, eso no será así porque su talento es imperecedero.