Las exigencias del mexicano Luis Miguel y el británico Morrissey para actuar en el Festival de Viña del Mar causaron molestia tanto en la organización como entre el público y se convirtieron en la comidilla del certamen.
Morrissey, quien cerró la jornada del viernes a la una de la madrugada del sábado, exigió salir al escenario antes de lo estipulado en su contrato y amenazó incluso con no cantar. Eso obligó a cancelar la competencia folclórica, lo que desató la molestia de los nueve miembros del jurado, que en bloque se retiraron del auditorio de la Quinta Vergara.
El exlíder de la banda “The Smiths” exigió que los presentadores no interrumpieran su espectáculo, como es habitual para entregar los premios concedidos por petición popular, y cuando terminó su concierto se retiró sin aceptar galardones.
Exigentes
El británico pidió que el personal que trabaja en la Quinta Vergara debía estar encerrado en sus dependencias para no cruzarse con él. Morrissey hizo recordar el lado menos amable de Luis Miguel, quien pidió tener a su disposición 120 toallas blancas y solo utilizó tres.
El británico pidió cubrir de toallas blancas el baño de su camerino. El mexicano no ofreció rueda de prensa y exigió que no se le interrumpiera durante su show; aunque al final del concierto sí aceptó recoger los premios, incluso una inédita gaviota de platino.
