El ayer regresa, desde sus cristales, sin moralismos; los recuerdos se acomodan y resplandecen, construyéndose perfectos entre los personajes, la música y el olor de los espacios.
La Santa Rosa del pasado fue descubierta entre el público que abrió sus puertas a la antigua fábrica de puros, donde Matilde y Ramona, las viejas 'pureras' de 'Ventanas de la memoria', dejaron ver su mundo de amores y desamores, todo en el espacio donde años atrás funcionó La Flor de Copán, el único edificio del centro donde todavía entra y sale el tabaco.
Obra
En tres escenas y cuatro escenarios la obra 'Entre la memoria y la utopía', representación a cargo de Imaginarius, transportó al público por la calle Centenario, rumbo a una casa abandonada, color gris azul, de hermosa fachada y ubicada frente a la escuela de niñas.
Una coreografía de danza contemporánea dio vida a cuatro personajes que mostraron momentos de añoranza, rechazo y vacío.
Una mujer vestida de blanco, descalza, pasaba por las piedras, tocaba la fachada, el público lloraba, otros aplaudían.