El príncipe Christian ha aprendido su primera lección de protocolo real: el saludo.
El pequeño hizo las delicias de todos cuando agitó su manita a modo de salutación a sus conciudadanos siguiendo las instrucciones de su madre, la princesa Mary, que ahora, dos años después de contraer matrimonio con el heredero de Dinamarca, es toda una experta en el ceremonial palatino.
La exhibición del pequeño, que arrancó miradas de orgullo a sus papás, tuvo lugar en la escalinata del palacio de Gråsten, en una nueva sesión fotográfica con ocasión del concierto que la guardia danesa ofrece cada verano en honor a la familia real.
Los príncipes Federico y Mary, que aparecieron vestidos con ligeros conjuntos veraniegos y luciendo gafas de sol, no podían parecer más relajados escuchando, junto a su primogénito, el tradicional recital.