Llegamos a esta cabecera de Intibucá dispuestos a disfrutar del Primer Festival del Choro y el Vino organizado por la Fundación Intibucana de Desarrollo, Funide.
Nos dirigimos al escenario principal, el parque central López, en donde nuestros ojos contemplaron exquisitos platillos típicos, ricas bebidas y variedad de artesanías.
La celebración fue a lo grande, el programa de actividades incluyó cultura, arte, juegos tradicionales y música folclórica.
El colorido del festival, sin duda, lo pusieron los atuendos de los integrantes de los cuadros de danza que contrastaban con las verdes montañas divisadas en el horizonte, pero sobre todo disfrutamos del trato excepcional de las personas originarias y residentes en ese departamento.
En la noche se compartió un cóctel para los invitados especiales, sin dejar a un lado el ambiente en las calles.
Las mujeres de las comunidades que conforman la ruta lenca aprovecharon para vender flores y manualidades.
La Esperanza y Yamaranguila ofrecen una variedad de vinos elaborados a base de frutas silvestres que los pobladores cultivan en los huertos familiares.
La producción comenzó con el sacerdote Clementino Núñez, quien realizó las primeras muestras de un vino de papa; luego, poco a poco, los lugareños adoptaron esta actividad como propia.
El choro es un hongo silvestre que puede encontrarse en La Esperanza e Intibucá, ubicadas en la meseta más alta de Honduras, en la cordillera de Puca u Opalaca.
Las pequeñas de distintas escuelas se identificaron vistiéndose con prendas de colores llamativos.
