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El frenesí mediático por la boda real

  • 28 abril 2011 /

En EUA, así como en Gran Bretaña, la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton es casi ineludible.

    Por cada estadounidense que fijará el despertador para que suene antes del amanecer del viernes a fin de ver cada detalle de la boda real, hay al menos un ceñudo cascarrabias en un rincón, que espera con impaciencia que pase pronto todo este mediático frenesí.

    En Estados Unidos, así como en Gran Bretaña, la boda del príncipe Guillermo de Inglaterra y la plebeya Kate Middleton es casi ineludible.

    Las secciones de alimentos de los diarios estadounidenses reimprimieron algunas recetas de 'scones', los comerciantes pregonan las ventas de fundas de teteras y réplicas del ahora famoso anillo de compromiso de Middleton y un popular canal de cable transmitió la semana pasada un romántico filme de televisión, 'William y Kate', que fue visto por millones de estadounidenses.

    Pero de todos modos, incluso en este país que esta semana está especialmente enamorado de todo lo que tenga que ver con la realeza, hay estadounidenses como la escritora Yvonne Abraham que dijo que ya tiene suficiente de este tema.

    'Dios me salve de la reina y de toda su progenie. Y especialmente de su Boda del Siglo', escribió en el diario The Boston Globe esta semana.

    'No me alegro de ser ciudadana de un país que se define por su violento rechazo a la monarquía y que de golpe se da media vuelta y gira en torno a cuestiones reales', se quejó Abraham.

    No está tan sola como cree: las encuestas de opinión hallaron que los que son indiferentes al asunto y los que hasta se oponen a que se siga la boda real en todo el país superan en número a los que están cautivados por el acontecimiento.

    El New York Times, que encuestó a más de 1.200 personas la semana pasada, halló que sólo 28% de los encuestados dijo que planea seguir la boda real 'muy de cerca' o 'algo de cerca'. En contraste, el 68% señaló que seguirá el casamiento 'no muy de cerca' o 'para nada', según el diario.

    Pero no se podrían imaginar jamás esas cifras de desinterés a partir de la frenética cobertura que dan los medios estadounidenses sobre la principesca pareja.

    Un batallón de reconocidos corresponsales estadounidenses levantaron sus campamentos en Nueva York y Washington para ir a Londres esta semana, desde donde proveen una cobertura minuto a minuto del enlace nupcial de primera hora del viernes.

    La empresa de seguimiento de los medios Nielsen reportó que la cobertura de la boda de Guillermo y Kate eclipsó la cobertura en la propia Gran Bretaña: todos los diarios, revistas y canales de televisión ofrecen una dieta ilimitada de platos nupciales.

    Esta atención ha irritado a algunos estadounidenses como el popular comediante Jerry Seinfeld, que interpeló al contingente de anglófilos de este país al decir recientemente que todo el asunto era una impostura.

    'Es un acto de circo, un acto absurdo', dijo Seinfeld al diario británico Daily Mail. 'Es un disfraz, es la clásica cuestión inglesa de 'juguemos a disfrazarnos, vamos a fingir que somos gente especial''.

    'Eso es la familia real, es un enorme juego de apariencias. Ellos no son gente especial, con sus trajes falsos, sus falsos y farsescos sombreros y vestidos', dijo Seinfeld en declaraciones que probablemente no le ayudarán a vender entradas para su próximo espectáculo de comedia en Gran Bretaña.

    Pero incluso sin una boda real como vehículo para expresar su anglofilia, los estadounidenses son conocidos por albergar un sentimiento cálido hacia todo lo británico. Por ejemplo, los publicistas saben desde hace tiempo que los artículos de lujo se venden mejor si están presentados por un locutor con acento inglés.

    El británico Piers Morgan, quien reemplazó recientemente al ícono estadounidense Larry King en un popular programa de entrevistas, dijo que no le sorprende este frenesí. 'La monarquía británica es una institución única', particularmente 'aquí en Estados Unidos donde no hay una familia real', dijo.

    'Me encanta que los estadounidenses se sientan tan inclinados hacia la familia real. Significa mucho para nosotros en casa', aseguró.

    Pero otro británico en Estados Unidos, el escritor Gary Younge, ha estado refunfuñando en un rincón:

    'Una cosa que nunca pensé que iba a tener que explicar es por qué la monarquía es una mala idea', escribió en la revista estadounidense The Nation, donde afirma que el fervor monárquico va en contra de lo que representa Estados Unidos: 'el nuevo mundo, la revolución estadounidense, el fin de los títulos hereditarios y la movilidad social'.