Hay un pueblo en el oeste de México que se llama Comala. Está cerca de dos volcanes y no muy lejos del sitio donde vivió su infancia Juan Rulfo, el autor de “Pedro Páramo”.
A Comala llega Juan Preciado en busca de su padre en la gran novela de Rulfo y se encuentra con un lugar desolado, que nada tiene que ver con la apacible localidad del Estado de Colima declarada hace unos años Pueblo Mágico por la Secretaría de Turismo y de la que seguramente Rulfo tomó el nombre.
En realidad, hay varios Comalas en México. Por lo menos tres. Además del de Colima, hay otro en el municipio de San Pedro Pochutla, en el sureño Estado de Oaxaca, y uno muy pequeño en Hidalgo, en el municipio de Huazalingo.
¿Cuál es entonces el lugar de Pedro Páramo? Todos y ninguno. Comala nació en la imaginación de Juan Rulfo y es el verdadero protagonista de su novela, según afirmó el propio escritor.
Amante de la historia y la geografía mexicanas, Rulfo se guiaba mucho por la sonoridad y la etimología de las palabras y se piensa que esa fue la razón por la que escogió Comala como escenario de su novela.
La palabra Comala viene del náhuatl Comalli, que significa “lugar donde se hacen comales” o “lugar de comales”. El comal es una superficie de barro o de metal que se pone sobre el fuego, generalmente para preparar las tortillas de maíz mexicanas.
De Tuxcacuexco a Comala
Tiene relación con la historia: Juan Preciado se queja del calor cuando camina junto a un arriero rumbo a Comala al principio de la novela. Dice entonces el texto:
“Sí, y esto no es nada -me contestó el otro-. Cálmese. Ya lo sentirá más fuerte cuando lleguemos a Comala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija”.
La primera versión de la novela no empieza con la frase “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”, sino con un “Fui a Tuxcacuexco porque me dijeron que allá vivía mi padre...”.
“Está suficientemente documentado por los avances de la novela que Rulfo cambia el nombre de Tuxcacuexco a Comala cuando está todavía publicando los avances de la primera versión de la obra”, dice el director de la Fundación Juan Rulfo, Víctor Jiménez. “La historia literaria no hay que buscarla en mapas”.
“El tema de los nombres en Rulfo empieza con una pasión muy grande por la historia y la geografía de México. Se preguntaba mucho por la etimología y tenía una pasión particular por la toponimia”, señaló.
Rulfo acostumbraba a escribir al margen de mapas y libros el origen de las palabras. “En su juventud fue un gran excursionista. Es posible que en sus viajes se encuentre con nombres que quedan almacenados en su memoria y después los utiliza por su potencial literario”.
De “Los Murmullos” a “Pedro Páramo”
La primera vez que aparece el nombre de Comala en Rulfo es en junio de 1954 en la revista Universidad de México, en un fragmento de la novela en preparación “Los Murmullos”, que después se llamaría “Pedro Páramo”.
En una entrevista publicada en la revista Siempre. La cultura en México, en 1973, Rulfo señaló que el personaje central de la novela es el pueblo.
“Hay que notar que algunos críticos toman como personaje central a Pedro Páramo. En realidad es el pueblo. Es un pueblo muerto donde no viven más que ánimas, donde todos los personajes están muertos, y aún quien narra está muerto. Entonces no hay un límite entre el espacio y el tiempo. Los muertos no tienen tiempo ni espacio. No se mueven en el tiempo ni en el espacio”, afirmó.
Pero aunque no sea la geografía la que inspiró a Rulfo, Comala es un pueblo que vale la pena visitar. Está ubicado a 12 kilómetros de la capital de Colima y unos 750 kilómetros al oeste de Ciudad de México, al sur del Volcán de Fuego y el Nevado de Colima.
Las calles del centro son estrechas. Muchas casas están pintadas de blanco o con cal y tienen tejados rojos, en especial en el corazón de la ciudad, donde se puede visitar la Parroquia de San Miguel Arcángel o comer unas botanas, aperitivos, junto a la plaza central del pueblo.
También hay cerca una hacienda cañera del siglo XVII, la Hacienda de Juan de Noguera, donde funciona un museo en honor al artista Alejandro Rangel Hidalgo.
Desde 2002 Comala es uno de los 32 Pueblos Mágicos de México, localidades pequeñas que por su magia e historia merecen la pena una visita.