La mandarina tiene un papel importante en la conservación de la salud. Además de consumirse cruda, es la base para elaborar muchos productos farmacológicos.
La pulpa contiene vitaminas C y B, ácido cítrico, azúcar reductora y caroteno. Su piel tiene aceite volátil y glucósido y sus semillas, aceites grasos, proteínas y sustancias amargas.
La nutricionista Danori Carbajal dice que la mandarina tiene propiedades broncodilatadoras y antiinflamatorias que ayudan en el tratamiento de úlceras y contribuyen a una sana digestión.