Los clientes del banco británico Northern Rock, afectado por la crisis de las hipotecas de alto riesgo, seguían haciendo largas filas para retirar su dinero.
Después de la intervención del Banco de Inglaterra el viernes, se extendió el temor de la gente por sus ahorros y muchas personas aguardaron en la calle incluso antes de la apertura de las oficinas de la entidad, especializada en el crédito inmobiliario.
Ya el viernes, miles de ellos desfilaron ante sus ventanillas a pesar de los llamados a la calma de las autoridades y de los responsables del octavo banco del Reino Unido.