Ben Bernanke le dio un voto de confianza a la economía estadounidense un mes antes de dejar la presidencia de la Reserva Federal, al decidir que el banco central comience a reducir el programa de compra de bonos de US$85.000 millones al mes debido al aparente fortalecimiento del repunte.
La Fed, sin embargo, ha retirado otros programas de estímulo para después reanudarlos cuando el desempeño de la economía no satisfizo sus expectativas y EE.UU. enfrenta nuevos desafíos, como el sorprendente descenso de la inflación. Sin embargo, Bernanke resaltó en su última conferencia de prensa al mando de la entidad que la economía se aproximaba a un punto donde necesita menos ayuda.
“Las decisiones de hoy reflejan la evaluación (de la Fed) de que la economía sigue avanzando, pero que aún tiene un largo recorrido por delante antes de que las condiciones puedan ser consideradas como normales”, aseveró.
El anuncio del miércoles representa el giro más reciente en un período turbulento que empezó en mayo cuando Bernanke insinuó por primera vez que la Fed estaba considerando desacelerar el ritmo de compra de bonos, lo que hizo que los mercados se tambalearan y los rendimientos de los bonos se dispararan. Pero luego, el banco central sorprendió a los inversionistas cuando decidió en septiembre prolongar el estímulo.
Después de pasar meses estudiando las implicaciones del menor intervencionismo de la Fed en los mercados, los inversionistas acogieron con beneplácito la decisión de la Fed. El Promedio Industrial Dow Jones batió un récord al cerrar con un alza de 292,71 puntos, o 1,84%, y quedar en 16.167,97 puntos. A su vez, el rendimiento de los bonos del Tesoro de EE.UU. a 10 años subió, como sucede a menudo cuando hay señales de un repunte económico, y se ubicó en 2,89%.
“La decisión de hoy de la Fed es un voto de confianza en la sustentabilidad de la recuperación económica”, opinó Beth Ann Bovino, economista jefe para EE.UU. de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s, después del anuncio. “Después de que los informes económicos de octubre y noviembre superaran las previsiones, de una menor incertidumbre política y del persistente crecimiento del sector privado, la Fed tiene las cifras que necesita para empezar a reducir” la compra de bonos.
El organismo, que lanzó la última ronda de compra de bonos en septiembre de 2012 en un intento por reactivar una débil recuperación, comprará a partir de enero US$75.000 millones al mes en bonos del Tesoro y valores hipotecarios, una reducción frente a los US$85.000 millones. También tratará de imponer recortes paulatinos de US$10.000 millones en el monto de las operaciones en las siguientes reuniones, informó Bernanke.
A ese ritmo, la Fed cerraría el programa a fines de 2014 y se quedaría con una cartera del orden de los US$4,5 billones (millones de millones) en bonos, créditos y otros activos, casi seis veces superior a la que tenía cuando se desató la crisis financiera en 2008.
Si bien la entidad prevé disminuir el programa “en pasos mesurados” el próximo año, no hay ninguna garantía de que lo vaya a hacer. “El progreso continuo (en la economía) dista de estar garantizado”, dijo Bernanke. “Los pasos que adoptemos dependerán de las cifras”.
De todos modos, el banco central no escatimó esfuerzos para indicar que las tasas de interés de corto plazo seguirán siendo bajas durante años, aunque ponga fin al programa de compra de bonos.
Tal vez el reto más inmediato que afronta la Fed es la inflación, que ha caído muy por debajo de la meta del banco central de 2% en doce meses. El banco central indicó el miércoles que sigue de cerca la situación.
La caída de la inflación podría ser una señal de que se está gestando un período de escaso dinamismo económico, un escenario que la Fed quiere evitar y que la podría obligar a implementar nuevas medidas de crédito fácil. Sin embargo, si el banco central mantiene las actuales políticas por demasiado tiempo, corre el riesgo de provocar una nueva burbuja financiera.
En sus proyecciones económicas más recientes, anunciadas el miércoles, 12 de los 17 miembros del banco central que participaron en la reunión dijeron que esperan que su tasa de interés de referencia a corto plazo sea de 1% o menos para fines de 2015. Sobre la decisión de retirar el programa de compra de bonos, 9 de los 10 miembros votantes del comité que elabora las políticas de la Fed respaldaron la decisión.
Bernanke hizo de la Fed una entidad más transparente
Por ley, el mandato de Ben Bernanke como presidente de la Reserva Federal es conseguir la máxima cantidad de empleos sostenibles y precios estables.
Por elección, uno de sus objetivos ha sido, en sus propias palabras: “Explicar de manera más clara qué esperamos lograr con nuestras políticas y la lógica detrás de ellas”.
En cuanto a su misión oficial, el desempeño de Bernanke es mixto. Aunque ha aceptado su responsabilidad en no haber podido impedir la crisis financiera, es reconocido de manera muy merecida por haber evitado que la economía estadounidense cayera en una segunda Gran Depresión cuando se desató la crisis.
Pero a pesar de tasas de interés ultrabajas y el dinero fácil, Estados Unidos sufrió lo que el historiador Liaquat Ahamed califica como “un tercio de una Gran Depresión”. Cuando Bernanke concluya su gestión en enero, dejará una economía que está lejos del pleno empleo y una inflación que se ubica por debajo de la meta de la Fed.
En cuanto a su objetivo personal, Bernanke ha logrado cambiar una institución que llegó a estar tan comprometida con el secretismo que un libro de 1985 la apodó “un misterio intencional”.
Hace 20 años, la Fed ni siquiera revelaba cuando su comité de política decidía modificar las tasas de interés, mucho menos explicaba las razones.
El miércoles, el banco central divulgó un comunicado de 694 palabras así como pronósticos económicos que se extienden hasta 2016. Acto seguido, Bernanke dedicó 67 minutos a responder preguntas de reporteros.
En parte, la Fed se vio obligada a adoptar esta franqueza cuando las tasas de interés a corto plazo llegaron a cero en 2008 y buscó nuevas formas de ayudar a la economía. Una fue hablar más, haciendo promesas de mantener las tasas de interés bajas por mucho tiempo, influenciar los mercados de acciones y bonos, al igual que los consumidores y las empresas.
El miércoles, al reducir su programa de compras mensuales de bonos, la Fed indicó que prevé mantener las tasas de interés a corto plazo cercanas a cero mucho tiempo después de que el desempleo caiga por debajo de 6,5%.
Esta vez, los mercados parecen captar el mensaje: la disminución no equivale a un alza de tasas. El crédito seguirá siendo barato y abundante hasta 2015 o después. Le tomó varios intentos, y cometió algunos errores, pero en su última conferencia de prensa, Bernanke logró aclarar en lugar de confundir.
Bernanke tenía otro motivo para hablar tanto en público: proteger la legitimidad de un banco central independiente. “La capacidad de la Fed de tomar e implementar tales decisiones finalmente depende de la comprensión y la aceptación de nuestras acciones por parte del público”, afirmó Bernanke en el centenario de la ley que creó la institución. Quizás parezca obvio, pero Bernanke evitó durante su presidencia el balbuceo de su predecesor Paul Volcker y la a veces incomprensible sintaxis de Alan Greenspan a favor de oraciones claras.