San Pedro Sula, Honduras.
Las cifras oficiales demuestran que el nivel de escolaridad condiciona el sueldo de los hondureños.
Según el censo elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en Honduras hay 3,628,733 personas que conforman la Población Económicamente Activa (PEA).
Esto significa que son ciudadanos que tienen entre 10 y 64 años de edad que ya tienen un empleo o lo buscan activamente. De estos, el 49% está insertado en el mercado laboral.
El último conteo elaborado por el INE indica que el 53% de la población ocupada tiene educación primaria, es decir 1,849,843 personas; a nivel secundario, 26.4%; superior, 8.6%; y 12% no tiene educación formal.
Del primer grupo enumerado, la mayor parte se encuentra en el umbral de la pobreza, producto de la inestable situación de empleo a la que se enfrentan a diario.
“La solución a este problema de la economía está en el trabajo conjunto que pueda desarrollarse entre el sector empresarial y el Gobierno, enfocadas en políticas públicas para crear empleos decentes y no precarios como se ha visto en años anteriores”, sugiere Cándido Ordóñez, director del Observatorio del Mercado Laboral (OML) de la Secretaría de Trabajo.
Las limitantes del salario mínimo implican la necesidad de que tres de cada cinco integrantes de una familia sean empleados para vivir en condiciones básicas de vida.
No obstante, el sector productivo enfrenta un problema mayor: el subempleo, con 52.5%, se impone ante el desempleo (3.9%). Ambos conforman una categoría denominada problemas de empleo.
“La mayoría de las personas entre los 15 a 29 años de edad no logran trabajos dignos y terminan en el subempleo. Eso significa que laboran por encima de las 44 horas semanales y con pagos inferiores al salario mínimo”, explica Ordóñez.
Entre los sectores que presentan mayores índices de subempleo figuran la agricultura, la construcción y el comercio.
Incongruente realidad
Aunque la información recopilada por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) muestra que las mujeres representan el sector de la población que más se gradúa en esa casa de estudios (64.6% en el año 2013; 66.8% en el primer período académico de 2014 y 69.5% en el segundo período), solo tienen un nivel de participación de 36.1% en las actividades económicas.
“Por circunstancias de la vida como embarazos o matrimonios (las mujeres) no logran incorporarse al mercado de trabajo tan rápido y por eso la mayor parte de la población empleada son hombres”, expone Horacio Lobo, gerente de Estadística y Demografía del INE. El funcionario explica que aunque la participación de la mujer en el mercado laboral siempre ha sido menor a la del hombre, ha tenido un repunte durante los últimos años, especialmente tras la crisis política que se suscitó en 2009.
“Las mujeres se vieron obligadas a participar más en el mercado de trabajo, así que aunque sea menor que la del hombre, no se puede ignorar el aumento en comparación a estos cinco años que han pasado”, dice.
Los jóvenes, cuyas edades oscilan entre 12 y 30 años, representan el 38.7% de la población nacional y a pesar que no existen diferencias importantes entre quienes estudian, sí las hay entre quienes ni estudian ni trabajan.
En este punto, las mujeres son mayoría: 80.3% contra el 19.7% de hombres.
“La educación media y superior no están mostrando resultados positivos a las necesidades del mercado de trabajo; por ello se debe realizar una reforma educativa integral para contrarrestar dicha situación”, recomienda Ordóñez.
¿Qué buscan las empresas?
El 16.2% de la PEA se encuentra entre los 19 y 24 años de edad, el rango adecuado para aspirar a un puesto de trabajo por primera vez, dice Carolina Rivera, jefa de atención al cliente de la agencia de colocación Rapid Empleos.
“Sin importar que este sector de la población no cuente con la experiencia necesaria, puede obtenerla de forma gradual e incluso, mejorar sus aspiraciones si es universitaria”, refiere.
En cambio, una de cada diez personas mayores de 40 años tiene la posibilidad de conseguir empleo, dejando en evidencia que la edad y el conocimiento son dos factores a favor de los aspirantes a nuevos trabajos.
“Las empresas tienen establecidos sus propios lineamientos de contratación y para este grupo poblacional la experiencia es indispensable, porque tuvimos el caso de colocar a un contador general de 51 años gracias a su gran trayectoria laboral”, concluye Rivera.
Datos del INE muestran que las carreras más pobladas a nivel superior son: Administración de empresas, medicina, licenciatura en derecho e ingeniería industrial.
Las cifras oficiales demuestran que el nivel de escolaridad condiciona el sueldo de los hondureños.
Según el censo elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en Honduras hay 3,628,733 personas que conforman la Población Económicamente Activa (PEA).
Esto significa que son ciudadanos que tienen entre 10 y 64 años de edad que ya tienen un empleo o lo buscan activamente. De estos, el 49% está insertado en el mercado laboral.
El último conteo elaborado por el INE indica que el 53% de la población ocupada tiene educación primaria, es decir 1,849,843 personas; a nivel secundario, 26.4%; superior, 8.6%; y 12% no tiene educación formal.
Del primer grupo enumerado, la mayor parte se encuentra en el umbral de la pobreza, producto de la inestable situación de empleo a la que se enfrentan a diario.
“La solución a este problema de la economía está en el trabajo conjunto que pueda desarrollarse entre el sector empresarial y el Gobierno, enfocadas en políticas públicas para crear empleos decentes y no precarios como se ha visto en años anteriores”, sugiere Cándido Ordóñez, director del Observatorio del Mercado Laboral (OML) de la Secretaría de Trabajo.
Las limitantes del salario mínimo implican la necesidad de que tres de cada cinco integrantes de una familia sean empleados para vivir en condiciones básicas de vida.
No obstante, el sector productivo enfrenta un problema mayor: el subempleo, con 52.5%, se impone ante el desempleo (3.9%). Ambos conforman una categoría denominada problemas de empleo.
“La mayoría de las personas entre los 15 a 29 años de edad no logran trabajos dignos y terminan en el subempleo. Eso significa que laboran por encima de las 44 horas semanales y con pagos inferiores al salario mínimo”, explica Ordóñez.
Entre los sectores que presentan mayores índices de subempleo figuran la agricultura, la construcción y el comercio.
Incongruente realidad
Aunque la información recopilada por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) muestra que las mujeres representan el sector de la población que más se gradúa en esa casa de estudios (64.6% en el año 2013; 66.8% en el primer período académico de 2014 y 69.5% en el segundo período), solo tienen un nivel de participación de 36.1% en las actividades económicas.
“Por circunstancias de la vida como embarazos o matrimonios (las mujeres) no logran incorporarse al mercado de trabajo tan rápido y por eso la mayor parte de la población empleada son hombres”, expone Horacio Lobo, gerente de Estadística y Demografía del INE. El funcionario explica que aunque la participación de la mujer en el mercado laboral siempre ha sido menor a la del hombre, ha tenido un repunte durante los últimos años, especialmente tras la crisis política que se suscitó en 2009.
“Las mujeres se vieron obligadas a participar más en el mercado de trabajo, así que aunque sea menor que la del hombre, no se puede ignorar el aumento en comparación a estos cinco años que han pasado”, dice.
Los jóvenes, cuyas edades oscilan entre 12 y 30 años, representan el 38.7% de la población nacional y a pesar que no existen diferencias importantes entre quienes estudian, sí las hay entre quienes ni estudian ni trabajan.
En este punto, las mujeres son mayoría: 80.3% contra el 19.7% de hombres.
“La educación media y superior no están mostrando resultados positivos a las necesidades del mercado de trabajo; por ello se debe realizar una reforma educativa integral para contrarrestar dicha situación”, recomienda Ordóñez.
¿Qué buscan las empresas?
El 16.2% de la PEA se encuentra entre los 19 y 24 años de edad, el rango adecuado para aspirar a un puesto de trabajo por primera vez, dice Carolina Rivera, jefa de atención al cliente de la agencia de colocación Rapid Empleos.
“Sin importar que este sector de la población no cuente con la experiencia necesaria, puede obtenerla de forma gradual e incluso, mejorar sus aspiraciones si es universitaria”, refiere.
En cambio, una de cada diez personas mayores de 40 años tiene la posibilidad de conseguir empleo, dejando en evidencia que la edad y el conocimiento son dos factores a favor de los aspirantes a nuevos trabajos.
“Las empresas tienen establecidos sus propios lineamientos de contratación y para este grupo poblacional la experiencia es indispensable, porque tuvimos el caso de colocar a un contador general de 51 años gracias a su gran trayectoria laboral”, concluye Rivera.
Datos del INE muestran que las carreras más pobladas a nivel superior son: Administración de empresas, medicina, licenciatura en derecho e ingeniería industrial.